La vida a 350 por hora

En Hungría tenía que ser. Allí donde Fernando Alonso se hizo eterno con su primer triunfo se estrena Alguersuari , un barcelonés con rostro angelical al que le pirra la velocidad. Heredó el vicio de su padre, de idéntico nombre y que fue piloto de motos, fundó la revista Solo Moto y creó las World Series. Creció entre ruedas y herramientas, irremediable camino hacia el mundo del motor.

Jaime se siente en el «box» como en casa. Es producto de la cantera catalana y fue fundamental el apoyo que recibió del programa Jóvenes Pilotos del Circuito de Cataluña, una especie de Masía puesta en marcha por la Generalitat. Una mina de talento en la que se cambió el balón por el olor penetrante a gasolina. Despuntó casi antes de mediar palabra y el título británico de F-3 le colocó en toda agenda de cualquier escudería, que andan como locas buscando diamantes en bruto a los que pulir. Jaime brilla más que nadie.

Casi obligado el paso por los circuitos de karts, a los quince añitos volaba en monoplazas y Red Bull lo pescó para el equipo Junior. Hace tres años desde entonces y ahora ya está con los mejores, compartiendo parrilla con ídolos a los que sólo tenía acceso a través del televisor. Su intención es combinar la F-1 con las World Series de Renault. «Desde que comencé a correr, siempre fue mi sueño llegar a la Fórmula 1», confiesa con timidez. Necesita pellizcarse para darse cuenta de lo que ha logrado. Ya está ahí... y para quedarse.

Políglota —habla castellano, catalán, italiano, francés e inglés—, de familia acomodada, venera a Carlos Sainz, su verdadera referencia en el mundo del motor. Ha sido su tutor, un amigo que siempre ha estado cerca, que le llama en los días de carrera, que le aconseja. En definitiva. como uno más de la familia Alguersuari, apellido ilustre, una especie de club que sólo cuenta con cuarenta y cinco miembros en España.

El Jaime adolescente es un tipo extremadamente sensato y maduro, según cuentan los que le conocen. «Un par de años por delante», dice su entorno. Es divertido, hogareño y comparte la pasión del motor con la música. De hecho, entre su apretadísima agenda siempre encuentra un momentito para componer y mezclar temas electrónicos que pincha siempre que puede en Ibiza, la isla de las mil y una noches. Música viva y juvenil que nada tiene que ver con el «Soy minero», politono que suena incesantemente en su móvil ya que tiene como «leit motiv» de su vida la frase «forje mi corazón con pico y barrena». Le gustan estas frases hechas, frases con mensaje que llegan a su corazón. Del Che Guevara heredó el «hasta la victoria siempre», que en su web destaca más que nada. Aficionado del Español, lleva en su casco una estampita de la Macarena que le regaló su madre.

Alonso le defiende

Hay quien considera precipitado el salto que da hoy Jaime. ¿Demasiado pronto o demasiado bueno como para esperar más? Son sólo diecinueve años, una precocidad que añade más presión si cabe al catalán. «Todas las referencias que tengo de Alguersuari son muy buenas», le defiende Alonso. «Si pilotas un Fórmula 1 es porque eres bueno, así que no hay que preocuparse», añade el asturiano, que debutó con tres meses más de los que tiene su colega. Con todo, sólo queda mirar al futuro, pues difícilmente Jaime podrá destacar con el Toro Rosso de aquí a final de curso. «No tengo nada que perder porque es un campeonato nuevo para mí, en el que no tengo nada de experiencia. Sólo tengo que hacer kilómetros y aprender», advierte Alguersuari.

A la vieja usanza, lo primero que hace cuando llega al circuito es recorrerlo a pie con su ingeniero y cogiendo un mapa de telemetría, con las marchas, con la velocidad, con el freno, con el gas, e ir analizando curva por curva. Nada de videoconsolas, una etapa que abandonó hace unos años.