Larrea: «Cuanto más prohíbes los silbatos más se pita»

—¿Qué siente cuándo se silba el himno español en las finales de la Copa del Rey?

—No entiendo que se silbe el himno. Esta Copa se llama la Copa del Rey y hay que tener respeto por el Rey, que viene a estar con nosotros en el partido de la competición que lleva su nombre, y hay que tener respeto al himno.

—Pero se pita el himno todos los años.

—Es que no entiendo que diez mil personaso quince mil personas, por decir una cifra, vengan a una final de la Copa del Rey a pitar el himno. En general, si no te gusta una cosa lo más lógico es que no vayas a verla.

—¿Se prohibirá el sábado la entrada de silbatos?

—Puedes prohibirlo, pero no vale de nada, porque se pueden introducir los silbatos en la ropa interior y eso nunca podrás evitarlo, las fuerzas de seguridad no pueden impedir eso.

—¿Y se prohibirá entrar al Metropolitano con las banderas independentistas catalanas, las esteladas?

—Esas son decisiones que toman las personas encargadas de la seguridad de la final. Está claro que las banderas con palos de madera no pueden entrar al estadio o cualquier otro objeto que pueda ser un arma de agresión. Pero no podrás evitar que entren al campo las banderas escondidas en el cuerpo o en la ropa interior, o esas que después se despliegan al abrir un dispositivo, por ejemplo.

—O sea, que es imposible evitar que haya silbatos o esteladas en el Metropolitano. Es verdad que se puede pitar sin silbatos, de hecho ha ocurrido en muchas finales.

—Los pitos no hay quien los pueda evitar, otra cuestión es que yo no entiendo que se venga a la final a pitar, porque es una falta de respeto ante personas y signos y pienso que hay que respetar a todas las personas y a todos los signos que sean algo importante para las personas. Dicho esto, le hago una reflexión que hago por experiencia, porque lo he vivido a lo largo de muchos años de fútbol, tanto en la Federación Española como en la Guipuzcoana, que es la de mi tierra: cuánto más prohíbes, más se hace lo que desea prohibir. En este caso, cuánto más prohíbes los silbatos, más pitos hay.

—¿Siempre hay un efecto de una reacción superior contra una prohibición?

—Así es. Le cuento un hecho repetido históricamente, sin decir los partidos concretos. En ciertas situaciones anunciamos en diversos encuentros que, por favor, nadie saltara al césped al final. Era anunciarlo y ese día más público saltaba al campo. Lo que hacías era recordar a la gente para hacer cosas que ni tenía pensadas.