A la caza del difusor
Frente a un pronóstico extremo de Fernando Alonso -«a este ritmo, los Brawn pueden ganar las diecisiete carreras»-, las escuderías de Fórmula 1 trabajan a turnos forzados en sus fábricas europeas para incorporar cuanto antes a sus coches el difusor mágico que también montan ... Toyota y Williams . Si es posible en Malasia el próximo domingo , mejor que mejor. Y si no, en China , dentro de tres fines de semana. Se ha desatado la caza de la pieza milagro.
Todos los talleres de la F-1 se percataron hace seis o siete semanas que el enemigo se llamaba Brawn. Fue entonces, en los ensayos de Montmeló del debut de la nueva escudería, cuando comenzaron a plantearse que debían modificar sus monoplazas. Jenson Button y Rubens Barrichello marcaron entonces los mejores tiempos y dieron la señal a los demás.
Los cinco grandes ( Ferrari , McLaren , BMW , Renault y Red Bull ) llevan más de un mes ideando la manera de acoplar el doble difusor a sus máquinas, sin que ello perjudique el rendimiento del coche. Y aquí entra el poderoso caballero. Ferrari, McLaren y BMW, cuya capacidad económica es superior a la de Renault, podrían tener listo ya para Malasia el dichoso aplique. Y en esa carrera contrarreloj también podría entrar Red Bull. La escudería de Alonso, con menos presupuesto que los otros, tendrá que esperar a China para probar la pieza.
Un coste desorbitado
Ingenieros y pilotos insisten en que no hay soluciones mágicas, que no se trata de colocar el doble difusor en la parte trasera del coche y ya está. A volar. «Es imposible copiarlo. No se puede cambiar el coche entero a tan corto plazo», dice Nick Heidfeld. «Se podría cambiar la mitad de la parte trasera, pero tiene un gran coste económico y no es el mejor momento», explica Chris Horner, patrón de Red Bull.
Los sabios de la Fórmula 1 consideran que el difusor puede hacer más rápido a cualquier monoplaza sólo con incorporarlo, pero no proporcionar el segundo y medio de ventaja que tiene Brawn respecto a los demás. Una vez instalado, hay que enviar los datos al túnel del viento, comprobar su efecto, rediseñar el suelo del monoplaza y modificar por completo la caja de cambios. Se trata de volver a idear la parte trasera del vehículo. Y todo, sin posibilidad de llevar a cabo ensayos privados, prohibidos esta temporada. Un trabajo que Brawn ha realizado durante ocho meses y que el resto de equipos debe hacer en ocho semanas.
Las cuatro primeras carreras presentan el inconveniente de la distancia. Australia, Malasia, China y Bahrein son plazas donde cuesta evolucionar los coches. En Barcelona (10 de mayo) es seguro el desembarco masivo de difusores en todas las escuderías, si es que antes (el 14 de abril) el Tribunal de Apelación de la Federación Internacional (FIA) no anula las polémicas piezas ingeniadas por Ross Brawn. La FIA ya dijo que eran válidas antes de la carrera en Australia. Si continúa en el mismo argumento, se reducirán las distancias porque los equipos tendrán tiempo para desarrollar la copia, pero para entonces, Button y Barrichello pueden haber realizado varios dobletes.
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