Las carreras se acaban en los despachos
Hay un campeonato que se discute en la pista, con todos sus alicientes, y otro en los despachos, en donde los señores de la FIA mastican información para rearbitrar siempre en función de la norma de turno y la letra pequeña. Resulta que el pobre ... Trulli vuelve a ser alguien en este mundillo y los dueños del tinglado le privan de la gloria. Lo peor de todo es que fue a toro pasado, después de que el italiano se empapara en champán y pasara por la rueda de prensa oficial, castigo bendito que cumplen siempre los ocupantes del podio. «No puedo decir lo decepcionado que estoy por acabar tercero y que se cuestione mi resultado», sollozó.
Se cuestiona exactamente su actitud con el coche de seguridad danzando por Albert Park, pues adelantó a Hamilton cuando el reglamento dice que está prohibido con bandera amarilla. Una sanción de 25 segundos y todos a ganar un puesto, siendo -curiosamente- el británico de McLaren el gran beneficiado.
En Toyota, donde impera una educación japonesa exagerada, están que trinan después de un fin de semana triste. Sus coches ya fueran relegados a las dos últimas plazas de la parrilla en la salida por utilizar un alerón que a las cabezas pensantes de la FIA no les parecía óptimo. Son las consecuencias directas del rearbitraje, como la sanción a Vettel: pierde diez posiciones en Malasia por su incidente con Kubica.
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