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Nairo, el escalador colombiano definitivo

Quintana ya es tercero en el Tour de Francia, apunta al podio y, con 23 años, ha impresionado en las montañas de la carrera

Nairo, el escalador colombiano definitivo afp

david vilares

Cuando Nairo Quintana ganó la etapa contrarreloj y la general de la Vuelta al País Vasco en abril, Steve Schlanger y Todd Gogulski, las voces del ciclismo en la NBC norteamericana, se arrancaron con un discurso en el que clamaban que «era ... justo» plantearse si el colombiano que acababa de llevarse la ronda por etapas vasca era sospechoso de dopaje. «Un chico que ha salido de la nada», argumentaban, de espaldas a la realidad: hace tiempo que se sabe que en Nairo Quintana hay un potencial ganador del Tour de Francia.

Quintana ha seguido todos los pasos correctos para llegar a su posición actual. Nacido en Tunja en 1990 y criado en Cómbita, Boyacá , su salto a la popularidad en Colombia llegó cuando ganó el Tour del Porvenir en 2010, la carrera en la que las mejores promesas del pelotón compiten por selecciones. Fue el primer colombiano en 25 años en ganarlo; el país, ansioso por ver a sus ciclistas volver a atacar en las montañas europeas, no le ha quitado ojo desde entonces.

Tampoco lo hizo Eusebio Unzué , manager del Movistar Team , que le trajo a Europa bajo la disciplina de su equipo el año pasado. Al mes de debutar, ya había ganado la Vuelta a Murcia , y para el final de temporada ya había debutado en una grande y ganado otras cuatro carreras más. En 2013 todo el pelotón lo conocía. Su gran objetivo, la Vuelta al País Vasco , adorna su palmarés gracias a una gran contrarreloj final. Casi desde entonces se dedicó a preparar su primer Tour de Francia en Colombia, de donde no salió hasta días antes de que arrancase la edición centenaria en Córcega.

Allí, a 2.700 metros de altitud, es donde empezó a coger la bicicleta de pequeño para ir al colegio. De esa espontaneidad en su relación con el ciclismo se explica su estilo sobre la bicicleta: fluido, placentero, innato. Nairo pertenece a la estirpe histórica de escaladores pero ha adaptado sus características al ciclismo de hoy: es rápido, no es mal bajador y, pese a su fragilidad (mide 1,67 y pesa 59 kilos), se mueve con soltura por el pelotón. Es el líder de la nueva generación de ciclistas colombianos que competirá por las grandes vueltas en esta década, y el heredero de Indurain y Perico en la estructura de Unzué.

Este Tour le ha destapado como el gran escalador del ciclismo mundial, Froome al margen. Nairo Quintana ha explotado justo en el momento adecuado, en su debut en Francia, en una carrera que parece destinado a ganar. Él, que asegura que la humildad «me protege», dice que no será este año: «La diferencia con Froome es demasiado grande. Ganar el Tour no es un objetivo factible». Nairo, en su debut, se conforma con el podio y el maillot blanco de la clasificación de los jóvenes. Es tan joven que lo podría ganar este Tour, el que viene y el siguiente.

Su rostro contiene expresiones de alguien nacido mucho antes que él. Sus maneras, su habla, son las de un niño que está descubriendo el mundo y no quiere hacer ruido y molestar a nadie. Encima de la bicicleta, por contra, grita, salta y enamora. «Nunca he sido tan feliz como hoy» , declaraba recién llegado a Alpe d'Huez, una expresión que acostumbrará a repetir si su carrera deportiva sigue por donde debe.

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