Molina y Víctor Hernández, a hombros de la mayoría social

Tarde toros cuajados por fuera y con muchas cualidades por dentro. Encastados los de Flor de Jara, con un gran sexto, y con noble entrega los de Ángel Luis Peña, con un soberbio segundo.

Y a ese segundo lo toreó de forma espléndida con el capote José Fernando Molina en el recibo a la verónica. Compitió en quites con Víctor Hernández, y con la muleta, toreó con la mano derecha obligado al astado en muletazos profundos, para cuajar después una gran serie al natural, que fue lo más sobresaliente de la tarde. Largos, plenos de temple se sucedieron los muletazos a izquierdas, y todo con el sello de calidad que el albaceteño imprimió a todo su quehacer. Se quedó a un paso de cortar las dos orejas, y no quiso renunciar al triunfo con el otro. Se dobló con poder con el de Flor de Jara, que no fue fácil ni entregado. Luchó Molina, le robó series de mérito y le arrancó la oreja que le abrió el umbral para salir a hombros.

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También se llevaron por la puerta grande a Víctor Hernández, que lució a buen nivel. Muy ajustado por los dos pitones con el tercero, que se quedaba corto, y al que recetó una gran estocada, que le valió un trofeo. Sin embargo, la espada estuvo a punto de amargarle la tarde con el excelente último. No le tomaron en cuenta el feo espadazo y logró su objetivo de éxito tras una faena firme, de mando y poder.

El francés Thomas Joubert derrochó entrega frente a dos toros que no le dieron facilidades. Se movió con casta el primero de Flor de Jara y acabó embistiendo complicado, como el cuarto, de Peña, que tuvo su genio. Ante los dos Joubert anduvo con firmeza y sin acierto con los aceros.