González Écija, novillero triunfador en el certamen de Andalucía

Silvera es hijo del matador onubense del mismo nombre. Torea con facilidad al primero pero su falta de fuerzas merma la emoción. Mata a la segunda: vuelta el ruedo. El cuarto protesta, es deslucido. Por la lesión de Rivero, le toca también el sobrero sexto, nada fácil: se pelea con él y logra salir ileso.

El gaditano Jesús Rivero, de San Fernando, tiene paralizado el brazo derecho, todo lo ha de hacer con la izquierda: una grave dificultad, sobre todo, para manejar el capote y para matar, sin mover la muleta. Sufre una voltereta en el tercero, que es devuelto. En el sustituto, se muestra muy decidido y logra una buena estocada: oreja. Con una costilla rota, no le dejan salir para matar al sexto. Su mérito es evidente pero su limitación física, también.

Jaime González Écija maneja los trastos con soltura y buen gusto; se le nota más puesto que sus compañeros. Saborea las dulces embestidas del segundo, un noble «Mostachón»; mata a la segunda: oreja. En el quinto, que derriba y se cruza, por la derecha, traza algunos naturales buenos pero no mata bien y se alarga con el descabello. Nos quedamos con ganas de volver a verlo.

Écija es tierra de buenos diestros; sobre todo, el valentísimo Jaime Ostos, al que deseo lo mejor. Con González Écija, los astigitanos tienen la ilusión de un nuevo torero.