'El juego de tu vida': cien mil euros por airear tus zonas más oscuras

'El juego de tu vida' era un concurso de Telecinco (cómo no), que presentaba Emma García (cómo no) y que fue estrenado en 2008. Se trataba de un programa de preguntas y respuestas de índole personalísima, debían hacerse públicas las mayores aberraciones íntimas hasta bordear la incredulidad sobre que alguien fuera a exponerse así. A través de las 21 preguntas, 100.000 euros en juego. A lo que hay que quitarle el mordisco de Hacienda, así que ni para pipas, y una celebración solitaria, probablemente en un desierto en Australia, tras confesar las más inconfesables desviaciones de ti y tu familia. Y el resto, para el psicólogo.

Un poligrafista reputado que estuvo en las fases iniciales del desarrollo del formato calificó de «engaño al espectador» lo que finalmente se emitió: «La persona que va responde a un perfil de indefensión, económicamente bajo, rayando en la desesperación personal, que unido a un nivel sociocultural límite permite la manipulación de voluntades. Y la productora suele cubrirse las espaldas obligando a los concursantes a firmar un consentimiento donde los participantes se obligan a aceptar los resultados supuestamente obtenidos con en el polígrafo».

Los tres 'ganadores' de los 100.000 euros fueron Sergio, que confesó que le había puesto los cuernos a su mujer con ella en el público y que el día de su boda fue el más triste de su vida. Emperatriz, que acudió al plató con su marido y su hermana en donde reconoció que le había sido infiel a su esposo con su mejor amigo y varias exparejas, y desveló que jamás recomendaría a su hermana para su trabajo en la cervecería. Y Rosa María, que con mamá atenta, fue sincera: «¿Piensas que las personas como tu madre no deberían tener hijos?». No. Y un último recuerdo a otra Rosa, con su marido devastado en la grada, que declaró que le repugnaban los besos de este, que creía estar desperdiciando su vida a su lado y que deseaba la muerte de su suegra. Entonces, Emma García le consoló: «Rosa, entre lágrimas, por un cúmulo de sentimientos, pero...». «Son de alegría». Honestidad brutal hasta fuera de concurso. De propina y puñal.