PUES DICES TÚ
Hay que tocarlo todo
El cineasta y escritor nos regala otro impagable diálogo en la línea 'codornicesca'
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Iniciar sesiónLas dos personas normales se encuentran en el mercado. La primera persona normal sopesa cuidadosamente un tomate. La segunda persona normal estaba paseando, sin más. Se aburría.
—Hola
—Ah. Hola.
—¿Qué tal?
—Pues aquí. Tirando, que no es
poco.
—Pues ... igual que yo.
La primera persona normal devuelve el tomate al montón. La segunda persona le dice:
—Los querrás para ensalada, ¿no?
—Sí. Para ensalada los quería.
—Como se ven verdecitos…
—Es que a mí me gustan verdecitos. Se ponen rojos luego.
—Para ensalada es mejor verdecitos, para morder luego bien. Tampoco muy verdes, ¿no?
—No, no. Tampoco.
—Tampoco pueden estar verdes verdes. Si están verdes verdes están ácidos. Verdes son venenosísimos.
—Es como los plátanos.
—Igual.
—Como las peras duras.
—Hay que llevárselo todo que casi esté, pero que no esté.
—Que acabe de estar en casa.
—Que aún no, pero que esté casi. A puntito de caramelo, que digo yo.
—Es como los kiwis, que o están duros o están blandísimos, que da cosa tocarlos. Que no sé yo para qué tiene que haber kiwis, la verdad.
—Para que haya de todo, será.
-Que no son de aquí ni nada.
—O como los aguacates, que o están como una piedra o los tienes que tirar. Y dile tú algo al frutero.
—No le digas nada.
—O a la frutera.
—Por eso. Si pueden, eligen ellos, para meterte la pera pocha, que, si eliges tú, la pocha no la quieres.
—La pocha la quitas.
—Ellos no. Ellos, si pueden, te la ponen. Y dile tú algo a la frutera, a ver cómo te mira.
—Como si le dijeras que te quiere engañar, te mira.
—Igual.
—Como si le dijeras que no te fías de ella.
—Que luego no te fías.
—Ya, pero no le digas nada.
—Yo no le digo nada a nadie en general. Voy o no voy y ya está. Y ya queda dicho.
—Yo igual. Yo por eso vengo mucho por aquí. Porque aquí me dejan tocar.
—Es que hay que poder tocar, que digo yo. Voy a empezar a venir aquí también, me parece. Si dices que te dejan.
—Hay que tocarlo todo.
—Pues dices tú, pero a mí los tomates me gustan en rama. Para el salmorejo. Aunque luego saben igual todos.
—Saben lo mismo.
—Da igual rojos que verdes.
—Todos son agua.
—No saben a nada.
—Están como sin sustancia.
—Da igual tocar que no.
—Siempre la misma canción.
—Todos la misma cosa.
—Son todos igual.
La segunda persona normal se pone a mirar alrededor, como si buscara algo, pero tampoco con mucho interés, así que lo mismo no.
—¿Buscas a alguien?
—¿Eh?
—¿Buscabas a alguien?
—Ah, no. Es que a veces hago como que busco. Si no se me ocurre nada.
—Ah, ya.
La segunda persona normal pasea ahora la mirada por los puestos de fruta y huevos. Por los de carne. Por uno que hoy tiene membrillo. (Las pescaderías quedan lejos y no las ve bien sin gafas).
La otra persona le dice:
—Pues dices tú, pero el que hace la misma canción siempre es Sabina, ¿no?
—¿La misma?
—La de las listas.
—Ah ya, la de las listas. Una de puerros, dos de tomates, el cenicero con la ceniza de mi corazón…
—Tres de marzo, cuatro de abril…
—San Fermín.
—A Sabina lo han dejado mucho, ¿no?
—Mucho. Por fumar, creo.
—A esas horas en que cierran los bares, ¿no?
—Justo a esas.
—Me gusta mucho a mí Sabina.
—Toma, y a mí.
—Con lo de las listas y eso.
—Un taxista en Lavapiés, una niña enamorada…
—Me encanta esa.
—No, si me la acabo de inventar.
—Pues lo clavas, ¿eh?
—Un pulpo en una sangría, una canica en la almohada, un cura en un vaso de ron…
—¿Eso qué significa?
—Es una metáfora.
—Me gustan mucho a mí las metáforas.
—Ya no se hacen metáforas así.
—En las canciones, no.
—Unas sábanas usadas, un aleluya con un canesú.
—Esa es más Aute, ¿no?
—Igual sí.
—¿Qué será un canesú?
—Una cosa que tienen las muñecas. En la madrugada. De mi corazón.
—Lo clavas.
—Muchas gracias.
—Tendrías que ir a lo de Mira quién baila.
—Pues me lo han dicho.
—Pues piénsatelo.
—Pues igual me lo pienso.
—Que te lo digo en serio.
—Que te digo que lo mismo sí.
La primera persona normal es ahora quien parece buscar algo…
—¿Venderán cazalla por aquí?
—Pues seguro. Para la voz, ¿no?
—Justo.
—Eso te lo hacen los de la tele, me parece. O puedes ponerte fumar.
—Ya. Pero empezar ahora…
—Si es por salir en la tele…
—Ya, eso sí.
—Es la tele. Piénsatelo.
—Sí. …
—Pues eso.
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