PANTALLAS
'The Studio': plano secuencia al ombligo de Hollywood
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La serie dirigida y creada por Seth Rogen emplea el recurso de moda para parodiar la industria del entretenimiento
Seth Rogen se ríe de Hollywood en «la gran sátira del mundo del espectáculo»
Madrid
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Iniciar sesiónSuenan tambores y empieza 'Birdman o (la inesperada virtud de la ignorancia)' con un meteorito cayendo y un hombre, Michael Keaton, levitando con las piernas cruzadas. Ni anuncia el fin del mundo ni el protagonista es el genio de la lámpara meditando, pero ... le sirve al director, Alejandro González Iñárritu, como primer impacto para comenzar la sátira metarreferencial sobre la industria del espectáculo. «Este es un sitio horrible», dice su protagonista, nada más abrir la boca. Y en cierta forma Hollywood lo es, del mismo modo que el cine es el cum laude de las artes del engaño. Y ahí está el negocio. O la coña. Luego, la película se convierte en un interminable [sic] plano secuencia. O no, pero lo parece gracias a los trucos de Emmanuel Lubezki, que juega con la continuidad de las escenas como el Doc de 'Regreso al futuro' lo hace con el tiempo. Puro virtuosismo técnico pegando la cámara a la espalda para no percibir cortes. Y sin Delorean.
Los planos secuencia llevan usándose en el cine desde que existen las cámaras. A veces, como al principio, por necesidad; otras, como efecto inmersivo para el espectador, incapaz de escapar por el ritmo de la toma. Los casos son inagotables, desde 'La soga' a 'Uno de los nuestros', y siempre hacen ruido, como ahora la serie 'Adolescencia', que en cada uno de sus cuatros capítulos utiliza un único plano impecable. Tanto se ha abusado de su uso, y tan lejos han llegado los elogios que esperan recibir los directores por su ocurrencia, que se han convertido en carne de sorna. Porque si es habitual que Hollywood se mire el ombligo buscando ideas debajo de sus colinas, también es proverbial su capacidad de reírse de sí misma de la manera más vil. En esas está 'The Studio', la sátira sobre la industria cocreada, dirigida y protagonizada por Seth Rogen, capaz de ponerle voz a 'Kung Fu Panda' y de escanear con buenas dosis de metaficción su propio negocio. Utiliza el 'oner' para mofarse precisamente del propio plano secuencia, del mismo modo que se ríe de la maniática costumbre de los cameos haciendo llorar a Martin Scorsese.
Seth Rogen se ríe de Hollywood en «la gran sátira del mundo del espectáculo»
Lucía CabanelasEl actor debuta como creador en 'The Studio', una comedia muy realista que se estrena este miércoles eb Apple TV+
«Los planos secuencia solo sirven para que el director se pajee mientras nos jode la vida a todos, al público se la sudan estas mierdas», dice, al comienzo del capítulo, el personaje de Ike Barinholtz. Le responde el propio Rogen, que da vida al nuevo director del estudio Continental, que rima con Universal de forma más que evidente: «¿Pero qué dices? El plano secuencia es el mayor logro cinematográfico, el matrimonio perfecto entre el arte y la técnica, ¿vale? (...) Es una gran herramienta narrativa, ves al personaje pasar de estar seguro a estar hundido en una sola toma sin cortes. Es perfecto». Y suelta una interminable lista de ejemplos mientras la productora de Catherine O'Hara, al hilo del tema y sin que suene 'Then he kissed me', se acuerda del pene de Ray Liotta: «El pobre la tenía como un sofá de piel marrón. Descanse en paz». Volviendo a 'Birdman': una cosa es una cosa y no lo que se dice de una cosa.
Cruce de referencias
Por no terminar con las referencias: 'The Studio' es un cruce entre 'Érase una vez en Hollywood' y 'Babylon', 'El crepúsculo de los dioses' y 'Ed Wood', entre 'Veep' y 'The Office', una comedia cínica como la 'Extras' de Ricky Gervais', incómoda e irritante, que procede de la retorcida mente del productor de 'Supersalidos'. Es, también, una parodia tan inteligente como pagada de sí misma que se atreve a morder la mano que le da de comer y, aún así, pedirle dinero para reírse de sus pretenciosas ínfulas. Una crítica al mismo tiempo que un tributo cinéfilo en el que la mitad de Hollywood participa con un cameo. Bendita autoindulgencia, como cuando el ejecutivo de Rogen persigue la idea romántica de hacer buenas películas, pero sabe que lo que le mantendrá en el cargo es hacer películas que consigan dinero.
A los muy cafeteros les sonará, por cierto, el personaje de Griffin Mill. En 'The Studio' es Bryan Cranston, pero antes de que el Heisenberg de 'Breaking Bad' se vistiera de Robert Evans en los setenta fue Tim Robbins en la película 'The Player', dirigida por Robert Altman. Nada que ver el tono ni el estilo entre el filme y la comedia de Seth Rogen. No necesita 'The Studio' cargarse a un guionista pero lo que intenta ya lo hizo el cineasta en los noventa: interminables cameos (Julia Roberts, Bruce Willis, John Cusack, Susan Sarandon, Burt Reynolds, Nick Nolte y Anjelica Huston) y, oh, atención, planos secuencia. Ambas son, para colmo, autorreferenciales en este aspecto. 'The Player' empieza con un plano secuencia de un personaje mencionando el plano secuencia de seis minutos y medio que abre 'Touch of Evil'; 'The Studio' hace lo mismo en el segundo capítulo, sobre la complejidad de la toma del filme que rueda Sarah Polley. Palabras mayores: eso es elevar el 'oner' al cubo... y salir ileso. ¿Puro virtuosismo, burla o recurso perfecto?
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