La sensación de logro nacional en la rápida restauración, tan poco tiempo después del incendio que destruyó el tejado y la aguja en 2019, se ha visto socavada por la inestabilidad política a la que se suma una crisis presupuestaria. En este sentido, el histórico evento ha sido una oportunidad para la diplomacia, con una reunión previa en el Elíseo de Macron, el presidente electo estadounidense, Donald Trump, y el ucraniano Volodimir Zelenski.
Entre los asistentes estaban igualmente el príncipe Guillermo, heredero de la corona británica; el príncipe Alberto de Mónaco, el presidente alemán Frank-Walter Steinmeier y el multimillonario y propietario de la red social X, Elon Musk.
«¡Notre Dame, abre tus puertas!», pidió tres veces el arzobispo de París, Laurent Ulrich, golpeando con su báculo las puertas de la catedral gótica más famosa del mundo, construida hace más de 860 años. El coro de la catedral respondió desde el interior invitando a los fieles a entrar, aunque debido al mal tiempo, los cerca de 1.500 invitados ya estaban dentro, según recoge AFP.
«Estamos aquí», escribía el presidente francés, Emmanuel Macron, en los momentos previos a la apertura de las puertas. «El mundo nos está mirando», añadía. Ya durante el comienzo de la ceremonia, el mandatario galo ha expresado a los bomberos -grandes homenajeados al inicio con un desfile de 160 integrantes de este cuerpo que combatieron las llamas- y a los empleados en la reconstrucción la «gratitud de la nación francesa».
«Hemos redescubierto lo que las grandes naciones eran capaces de hacer: lograr lo imposible y, para conseguirlo, exhibir una fraternidad sin precedentes», ha agregado.
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