Slavoj Zizek y el apocalipsis digital

ENSAYO

'Hegel y el cerebro conectado'

• Autor Slavoj Zizek
• Editorial Paidós
• Año 2023
• Páginas 221
• Precio 21 euros

Este libro de Zizek parte de la idea de que Hegel está vivo como pensador solo si su planteamiento sigue siendo válido. ¿Cómo vería Hegel nuestra época? ¿Qué pensaría sobre las ideas de la Singularidad promovidas por Kurzweil, entre otras, la del cerebro humano conectado a una máquina? ¿Habría que cambiar la propia noción de humanidad? ¿La máquina controlaría nuestros pensamientos? ¿Podrán estar interconectados varios cerebros con varias máquinas?

Si todo esto fuera viable en pocos años como explican los Singularistas ¿estaríamos en el posthumanismo, en un cambio profundamente radical? Zizek se pregunta si estamos en una época distópica o vivimos más bien en una época de fantasías distópicas. Para Kurzweil todo esto y mucho más, se puede llevar a cabo a través de la inteligencia artificial.

¿Habrá máquinas que no solo mostrarán todos los signos de una conciencia propia, sino que también superarán con creces a la inteligencia humana ¿Somos los últimos seres humanos en extinción y está llegando el tiempo nietzscheano del superhombre bajo el amparo de la ciencia y la tecnología? Todo esto traerá consigo muchas implicaciones de carácter ético, moral y político. El cerebro conectado significara una vigilancia permanente del individuo. ¿Se está preparando un estado policíaco? ¿Entregaremos nuestra libertad exterior e interior?

 Digitalización de nuestras vidas, escaneamiento de nuestro cerebro, supresión del yo liberal, de la capacidad de decidir, la premisa individualista fundamental de la democracia liberal. ¿Podría la democracia, el mercado libre y los derechos humanos sobrevivir a todo esto? ¿La biotecnología y la informática sumarían fuerzas para producir cuerpos, cerebros y mentes superiores? ¿La nueva élite sería una casta especial, biológicamente perfeccionada y con capacidades sobrehumanas? Así esta clase social podría controlar y manipular al resto que sería la gran mayoría.

Fichte fue el teórico precursor del Estado policial moderno. Hegel opinaba todo lo contrario: el Estado debería establecer sus prioridades y dejar el resto a la libertad. Fichte fue acusado de totalitario, pero hoy en día el actual control digital no se percibe como una limitación de nuestra libertad. Y lo más peligroso para Zizek es cuando nuestra propia «no libertad», se percibe como «libertad». «Bombardeados por la libertad de elección, obligados a tomar decisiones para las que no estamos preparados, nuestra libertad nos parece cada vez más una carga que nos produce una angustia insoportable», acierta a sugerirnos el filósofo esloveno.

Musk, otro de los teóricos de la Singularidad, da por sentado que los pensamientos están presentes en la mente con independencia de su expresión lingüística. Si una persona conecta su cerebro a otra, esta percibiría los pensamientos con toda su complejidad y sutileza, sin la distorsión que producen la torpeza y la simplificación del lenguaje. Pero ¿si el lenguaje generase la inaprensible riqueza de nuestros pensamientos? ¿La máquina conectada a nuestro cerebro sería capaz de liberarnos de todos nuestros prejuicios y prohibiciones? ¿Podría la humanidad ser superada por los instrumentos creados por ella misma? Musk afirma que la única manera que le queda al ser humano para sobrevivir es este pacto con las máquinas. De no ser así, el ser humano se convertiría en un animal zoológico.

¿Estamos ante un apocalipsis digital? O frente a aquello que Kant denominó como «eutanasia de la razón». ¿Estamos en una aceleración de la historia que nos llevará por delante? Heidegger, contrario a la tecnología, escribió que el peligro nuclear no era lo peor sino la explotación tecnológica de la realidad. La Singularidad nos lleva a una especie de Estado totalitario donde todos los seres humanos estarían sumergidos en una gran mente, sin individualidad, todo compartido y transparente. Zizek, en un alarde de ironía cínica, se pregunta por la posibilidad de quedarnos fuera de la Singularidad. ¿Sería posible? ¿Sería posible el mantenimiento de la individualidad y el espíritu crítico? En el libro de Kurzweil se nos da la solución. Aquellos que no se adapten a las nuevas normas serán declarados como ilegales. Zizek no debería ser ni un ápice de optimista.