LIBROS
Goethe contra la violencia y las amantes
ENsayo
Esta biografía personal y literaria del clásico alemán es extraordinaria. La primera que escribe una gran germanista española, Helena Cortés, condecorada con la medalla Goethe
Simone Weil: necesaria, sabia, valiente, ejemplar
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Iniciar sesiónEl autor de 'Las afinidades electivas', odiaba el desorden y la violencia. Estuvo contra la Revolución francesa y de ahí su admiración perpetua por Napoleón que había acabado con las revueltas e igualado a los judíos con el resto de los alemanes. El emperador ... francés lo recibió varias veces. En la primera, nada más verlo en presencia de Talleyrand y Daru, le dijo: «Voilà un homme!». Goethe (1749-1832) quedó deslumbrado. A continuación mantuvieron una larga conversación sobre sus libros, en la que el corso le confesó al alemán que había leído el 'Werther', al menos, siete veces. Todo fueron halagos del militar al escritor. En otro de esos encuentros, Napoleón le hizo entrega de la Legión de Honor que Goethe lució siempre incluso cuando su admirador había sido derrotado en Waterloo.
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Goethe nunca secundó el nacionalismo alemán. En el año 1819, surgieron las primeras graves agitaciones nacionalistas acompañadas de persecuciones a los judíos. El autor del Fausto era un cosmopolita y, a pesar de estar siempre vinculado al gobierno de Weimar con cargos importantísimos, su tendencia iba hacia la antipolítica. Desconfiaba de la democracia y del liberalismo.
ENSAYO
'Goethe. Vivir para ser inmortal'
- Autora Helena Cortés
- Editorial Arpa
- Año 2023
- Páginas 430
- Precio 22,90 euros
Curiosamente el Duque de Weimar opinaba todo lo contrario. Llegó entonces un momento en que este, a pesar de la gran amistad y veneración que le tenía a su amigo y maestro, decidió sacarlo del gobierno. Pero lo nombró ministro de Estado, cargo únicamente representativo. El Duque estaba contra la pena de muerte y Goethe, a favor. El escritor fue acusado en Alemania de antipatriótico y pro francés. Esto último era cierto, pues siempre calificó a Francia como el mayor exponente de la civilización.
Panteísta spinoziano
Para Goethe, Napoleón había liberado a Weimar. Tras el Tratado de Viena, Austria y Prusia volvían a mangonear en este conjunto de pequeños estados. Hay un vínculo indirecto entre Goethe y España. Carl Augusto opinaba que las agitaciones revolucionarias de los estudiantes solo eran culpa de los políticos más reaccionarios, que querían restaurar las monarquías del Antiguo Régimen. Mientras el Duque está contra el envío de mandar a España tropas de la Santa Hermandad, los Cien mil hijos de San Luis, para derrocar al régimen constitucional del trienio liberal, reimplantar el absolutismo y entregar la corona a Fernando VII; Goethe estaba a favor. El autor de 'El viaje a Italia', no era creyente, pero estaba seguro de que había un más allá y no la nada. El protestantismo alemán le parecía horrible y oscurantista. Se consideraba una especie de panteísta spinoziano.
Goethe llegó a Weimar en 1775. Era un ducado feudal, más pequeño y menos importante que su Fráncfort natal. Lo gobernaba la Duquesa Anna Amalia. Tenía seis mil habitantes. Era aburrido, se autoabastecían, pobre, sucio, atrasado, mal oliente, con parásitos, perros rabiosos, sin médicos y hospitales, con muchas gentes hambrientas. Goethe mejoró todo esto. Hubo comadronas y médicos, así como fue un defensor de la vacuna de la viruela que hizo obligatoria. La Duquesa no era muy buena administradora de la hacienda pública, pero sí lo fue su heredero, Carl August. Durante los mejores años, finales del XVIII y comienzos del XIX, se cruzaban por las calles Schiller, Wieland, Herder, Charlote von Stein y el propio Duque acompañado del escritor. También había una buena representación del exilio monárquico francés.
El escritor fue acusado en Alemania de antipatriótico y pro francés
Goethe atrajo a escritores y artistas. Lo mismo hizo con la aún más pequeña ciudad de Jena, universitaria, vecina y perteneciente al mismo ducado. En esos años los profesores eran Fichte, Schelling, Hegel o Schiller. Entre los alumnos fijos o esporádicos estaban Novalis, Tieck o Brentano. Goethe hizo mejorar los caminos que las unían. En el año 1806, en la batalla de Jena, Napoleón derrotó a los prusianos. Hegel se fue de la ciudad después de ver pasar cabalgando a su admirado Napoleón. En Jena surgió el primer romanticismo. En 1796, Schlegel, se trasladó a esta universidad, ya la habitaba su hermano. Meses después en su primera clase habla de la unión entre la naturaleza y el espíritu. La naturaleza como un organismo vivo dotado de una fuerza creadora inagotable. En 1799 Fichte abandona Jena por su declarado ateísmo, y se va a Berlín. Schelling y Hegel continuaron unos años más.
Landers
En la segunda mitad del siglo XVIII había en Alemania trescientos cincuenta pequeños estados. En 1806, Napoleón eliminó ciento doce a favor de otros más grandes y homogéneos. Los dieciséis Landers del estado federal de hoy. La relación de Schiller (1759-1805) y Goethe fue extraordinaria. Goethe le abrió las puertas del teatro de Weimar y le consiguió un título de nobleza. Los hermanos Schlegel y Kleist estrenaron allí también. Entre los años 1800 y 1805, fue uno de los teatros más famosos de Alemania. Cuando muere Schiller, Goethe deja la gestión del mismo debido a las intromisiones de la amante del Duque que era actriz. Su decisión se vio confirmada cuando en el año 1817 se vio obligado a representar un drama policíaco en el cual el actor principal era un perro.
El viaje a Italia lo hizo evolucionar del romanticismo al neoclasicismo. Admiraba a Winckelman. Su último lance amoroso lo tuvo ya viudo en el año 1823. El escritor tenía setenta y cuatro años y Ulrike von Levetzow diecisiete. Ella le dijo que no. Alivio para su hijo y nuera.
Con ochenta y tres años, en 1832, Goethe falleció y fue enterrado junto a Schiller
Para Goethe fue la confirmación de que se le acercaba la muerte. Ulrike jamás se casó y pasó una vida retirada en el castillo bohemio de Triblitz heredado de su madre. Murió a los noventa y cinco años. Las cartas de su amante las dejó al archivo de Weimar. Las de ella fueron quemadas por el posible hijastro. Con ochenta y tres años, en 1832, Goethe falleció y fue enterrado junto a Schiller en la cripta de los duques de Weimar.
Esta biografía personal y literaria de Goethe es extraordinaria. La primera que escribe una gran germanista española, Helena Cortés. Profesora universitaria y autora de numerosos libros sobre literatura alemana, fue elegida en el año 2018, miembro numerario de la Academia de la Lengua y la Literatura Alemanas.
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