La otra audiencia
'The playlist', el gigante que alteró las leyes de la música
Una serie sueca relata con estilo las luces y las sobras del surgimiento de Spotify, que cambió para siempre un mercado que se hundía
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Christian Hillborg, uno de los protagonistas de 'La Playlist'
Podría decirse que Spotify es a la música lo que Ikea a los muebles, y se podría leer como un elogio o como un ataque. La miniserie sueca, estrenada sin grandes fanfarrias y sin asomarse demasiado a los mejores escaparates de Netflix, es ... sin embargo una de sus historias más interesantes, por lo que cuenta y por su audacia formal.
'La playlist', titulada así para España, en bilingüe moderno, cuenta las peripecia de un cerebrito sueco, el emprendedor tecnológico Daniel Ek, que supo y tuvo la suerte de encontrar las alianzas necesarias para ganarle el pulso a las discográficas y a los piratas. Su empresa lanzó un reproductor avanzadísimo para la época, en el que además podía escucharse 'toda la música'. Antes de Spotify, portales como The Pirate Bay se comían los beneficios de la industria en aras de una libertad mal entendida.
Tiene sentido que Netflix cuente cómo floreció el negocio del 'streaming' musical. En la miniserie, cada uno de sus seis capítulos cuenta la historia desde un punto de vista diferente. No es un 'Rashomon' casual, porque en algún momento uno de los personajes cita otra película de Kurosawa, 'Los siete samuráis'.
Una escena de 'La Playlist', sobre los orígenes de Spotify
Lo mejor de la serie, basada en un libro de Sven Carlsson y Jonas Leijonhufvud, salvo su aventurada hipótesis final, es que sus pequeñas innovaciones formales se adaptan a la historia tan bien como la tecnología de Spotify supo reinventar un negocio en decadencia mientras apostaba por la calidad de reproducción.
Un buen giro, del que no se abusa, nos sorprende cuando uno de los personajes rompe la cuarta pared y se dirige al espectador, justo cuando el relato de unos jóvenes idealistas que logran competir con Silicon Valley se vuelve más turbio y complejo. A medida que se incorporan las nuevas voces, la realidad se enriquece, sin abusar de las repeticiones.
Tramas complejas, pero no espesas
Puede que el capítulo dedicado al programador sea el más espeso, pero en general los seis episodios se ven sin el menor esfuerzo. La agilidad de la narración no sufre mermas por la necesidad de explicar aspectos legales y tecnológicos, una prueba más de la brillantez de los guionistas.
El último personaje, la cantante, completa una visión en absoluto idealista, en la que todas las partes arrastran su penitencia. El guion se atreve incluso a saltar al futuro y aventura un final a alguna de sus tramas principales. Se inventan hechos y personajes, lo que redunda en unos beneficios dramáticos que quizá deriven en debilidad histórica. La suerte es que la vida de Marilyn es mucho más conocida que la historia de Soptify, y el espectador medio no se sentirá tan ofendido como con 'Blonde'.
El reparto, por otro lado, parece el idóneo en todos los sentidos, con la ventaja añadida de que pocos espectadores conocerán bien a los actores nórdicos, lo que de algún modo les aporta un plus de verosimilitud, a nuestros ojos, a la hora de interpretar personajes reales. En todo caso, es un placer dedicar un rato a consultar sus filmografías, porque varios de ellos son excelentes.
Hay muchos ejemplos notables, pero creo que desde 'Halt and Catch Fire' no veíamos una serie tecnológica tan redonda.