ÁNIMA NEGRA
Philip Kerr: el duro oficio de sobrevivir
Creador del inolvidable Bernie Gunther, falleció en 2018 dejando un legado literario marcado por la intriga y la lucha moral en tiempos oscuros
Otros textos del autor
Philip Kerr, en una visita a Barcelona en 2015
Philip Kerr murió de cáncer en marzo de 2018. Acababa de cumplir 62 años. La última vez que le vi fue en el acto que organizaba RBA en Barcelona para premiar la mejor novela negra. No recuerdo exactamente la fecha, pero puede que fuera cuatro ... años antes de su muerte.
Tuve con él una larga conversación. No hablamos de libros, ni de política, ni del Brexit. Fue un interesante intercambio de puntos de vista sobre el tema que nos apasionaba y creaba un fuerte vínculo entre nosotros: el fútbol. Kerr era seguidor del Chelsea y se lamentaba todavía del penalti fallado por John Terry en la final de la Champions del 2008 que permitió ganar al United. Su fascinación por el club londinense y por la figura de José Mourinho le llevó a escribir varias novelas inspiradas en el equipo de Stamford Bridge. En una de ellas, aparece muerto el entrenador.
Kerr, nacido en Edimburgo, se había sacado una licenciatura en Derecho en la Universidad de Birmingham, pero nunca había ejercido como abogado. Había estado trabajando en la agencia publicitaria Saatchi &Saatchi. A finales de los años 80, decidió dedicarse a la ficción. «Siempre supe en mi interior que lo que quería era ganarme la vida como escritor», me dijo.
La primera novela, y tal vez la mejor, fue ‘Violetas de marzo’, publicada en 1989 y acogida muy favorablemente por la crítica. Fue la primera entrega de su trilogía ‘Berlin Noir’, ambientada en la capital alemana y protagonizada por el detective Bernie Gunther. El éxito fue de tal magnitud que Kerr escribiría otras diez novelas en las que Gunther va envejeciendo como su autor.
Escribía con fluidez, era un gran constructor de personajes y un estudioso de la historia, amén de su amor por la filosofía
‘Violetas de marzo’ se desarrolla en 1936 cuando están a punto de comenzar los Juegos Olímpicos en los que Hitler quería presentar su mejor cara al mundo y demostrar la gloria del nacionalsocialismo. Gunther, expolicía de la brigada criminal, es contratado por un magnate del acero para investigar el asesinato de su hija y yerno, un oficial de las SS. Tiene que averiguar no sólo quien está detrás del crimen sino además recuperar un valioso collar de diamantes que ha sido robado.
La Gestapo cree que el hampa y el crimen organizado son los responsables de ambas muertes, pero Gunther desecha esa hipótesis tras descubrir que los asesinatos están relacionados con las luchas de poder dentro del régimen nazi. El detective, que repudia las prácticas de las SS, se ve obligado a trabajar bajo la supervisión de Hermann Göring, el lugarteniente de Hitler. Sabe que cualquier desliz puede costarle la vida.
El título ‘Violetas de marzo’ hace referencia a la propia terminología de los nazis, que utilizaban despectivamente la expresión para referirse a los que se habían adherido al movimiento después de la llegada al poder de Hitler.
Hay en la novela de Kerr una convincente descripción de las relaciones de poder en un régimen en el que todos se ponen zancadillas para lograr el favor del Führer en un peligroso juego de supervivencia. Gunther es consciente de que su investigación está bajo la lupa de Reinhard Heydrich, el número dos de las SS, persona temible por su inteligencia y su falta de escrúpulos.
Uno de los aciertos de Kerr es la personalidad de Bernie Gunther, condecorado con la Cruz de Hierro en la I Guerra Mundial, con una brillante carrera en la Kripo, la Policía Criminal, y reconocido por su labor en el famoso caso de un estrangulador. El detective abandona el cuerpo en 1933 cuando Hitler es nombrado canciller. No le gustan los nazis y prefiere trabajar como jefe de seguridad del Hotel Adlon de Berlín.
Al estallar la II Guerra Mundial, es obligado a integrarse en las SS con el grado de teniente, a las órdenes de su amigo y protector Arthur Nebe. Desde su posición, Gunther tendrá la ocasión de observar los crímenes cometidos por el Reich, lo que le genera la contradicción entre sus principios y la supervivencia. Decide sobrevivir a la espera de la derrota de Alemania.
En todas las novelas en las que aparece Gunther como detective, hay unas continuas referencias a ese pasado vinculado a la Gestapo y las SS que han agudizado su escepticismo sobre la naturaleza humana sin convertirle en un cínico. Pese al riesgo y las circunstancias desfavorables, lucha por la justicia y desvelar la verdad, siendo consciente de que hay límites que no puede sobrepasar.
Kerr escribía con fluidez, era un gran constructor de personajes y un estudioso de la historia, amén de su amor por la filosofía. Nada escapa a su curiosidad. Su muerte truncó una brillante carrera y una biografía compartida con su mujer y sus hijos, su refugio. Nos quedan sus novelas, una lectura muy recomendable para el verano.