De la memoria conquistadora y colonial

Estos cuatro encuentros reales o recordados me hicieron considerar la cantidad de celebraciones de la América y el mundo «colonial» que hay en Madrid, y que tan mal se conjugan con la hispanofobia que se aprecia en numerosos espacios de ultramar. No hablaré de la gigantesca columna neogótica que sostiene la estatua de Colón en la plaza de su nombre desde 1895, pero sí de las esculturas ecuestres de José San Martín y Simón Bolívar instaladas en el Parque el Oeste, la primera desde 1961 —perfecta réplica de la que preside la plaza de San Martín en Buenos Aires—, y la segunda desde 1970, con una figura que alza su sable contra los españoles, lógicamente. Como no olvidaré el monumento a José Rizal de la Avenida de Filipinas…

Mientras en tantas ciudades americanas se destruyen las estatuas de Cristóbal Colón, de Jiménez de Quesada, de Sebastián de Belalcázar y hasta de fray Junípero Serra, en Madrid se han mantenido bien cuidadas las que he señalado y otras, como la de Bernardo O'Higgins en la plaza de la República de Chile. En la Plaza de Quito, al lado del Paseo de la Habana, hay un monumento a José Martí, y en la casa madrileña en que vivió —calle del Desengaño 10— una placa que recuerda su 133 aniversario…

Pero también en Madrid hay monumentos a Sor Juana Inés de la Cruz, a Andrés Bello, a Agustín Lara… como una plaza del presidente Cárdenas —que ayudó a los exiliados de nuestra Guerra Civil— y una calle de Víctor Andrés Belaúnde, gestor del socialcristianismo en el Perú… Tal vez los españoles no seamos tan malos como por ahí se dice. En cualquier caso ¿con qué palabras definir el aborrecimiento a la España conquistadora y colonial? ¿ancestral antipatía o disparatada añoranza?