Partidaria de Serrat

Partidaria de tu 'Fiesta' antes que de la de Hemingway; de tu Penélope antes que de la de Homero. De que, en Orihuela, tu pueblo y el mío, se nos haya muerto como del rayo, Ramón Sijé, al que recordamos gracias a Miguel y a ti.

Que me hayas enseñado que no hay que confundir valor y precio; que a los hijos, esos locos bajitos, les vamos transmitiendo nuestras frustraciones con la leche temprana y en cada canción, y que no es que no vuelva porque me he olvidado, mamá, de tu olor a tomillo y a cocina, es que perdí el camino de regreso. Tal vez porque, vencida, en la manchega llanura, marché tras los pasos de Don Quijote, pidiéndole «ponme a la grupa contigo, caballero del honor».

Soy partidaria de recordar que por ti me marché a buscar aventuras oyendo a mi espalda «¿qué va a ser de ti, lejos de casa, nena?». Entendí que menos tu vientre, todo es oculto, todo inseguro, todo postrero, polvo sin mundo, y que esa paloma se equivocaba. He sido, gracias a ti, amarillo para la genista, vagabunda entre el cielo y el mar, fantasma del Roxy; amiga de Curro el Palmo y de ese hombre del casino provinciano que vio a Carancha recibir un día; partidaria siempre, no del Jesús del madero, sino del que anduvo en la mar. Y, en fin. Que no hago otra cosa que pensar en ti, y tal vez por eso, en este torpe artículo, las musas han 'pasao' de mí. Andarán, ellas también, en este puente, de vacaciones. Sólo quería decir que, con medalla o sin ella, he sido siempre y seré, admiradora de Serrat, partidaria de ti.