lo moderno
Ola de calor
Reivindico en este verano literario olas de calor como las de María de Zayas y Sotomayor
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Iniciar sesiónEn el verano de esta parte del mundo, el calor abre los telediarios. Con cambio climático o sin él hay cosas que no cambian, pero las altas temperaturas temidas por casi todos tienen incuestionables ventajas: facilitan los temas de conversación, la desnudez y la indolencia ... y eso afecta también a la literatura: el erotismo literario se hace carne y habita entre nosotros con más fuerza en estos meses y la panoplia temática se despliega abrumadora: soft sex; manga romántico; BDSM; mummy porn…resultado de una escritura sexual normalizada donde algunas autoras (que no autores) confiesan con desparpajo que se masturban antes de ponerse a la ardua tarea de darle a la tecla, y los grandes grupos editoriales publicitan trilogías eróticas con el hashtag «orgasmo garantizado».
Un poco fría frente a tanto calor posmoderno, me acuerdo con nostalgia de María de Zayas y Sotomayor; de sus 'Novelas Ejemplares y Amorosas' consideradas el 'Decamerón' español, a cuya lectura vuelvo un verano más: «En la era que corre estamos en tan adversa opinión con los hombres que ni con el sufrimiento los vencemos ni con la conciencia los obligamos». Esta mujer magnífica, contemporánea de Cervantes y Quevedo, sigue siendo un enigma: hija de un capitán de infantería nacida en Madrid y fallecida no se sabe cuándo ni dónde, tal vez vivió en Zaragoza, Barcelona, Nápoles, Granada y Sevilla, pues aparecen en sus escritos como escenarios conocidos, casi tanto como el sexo y el amor en su forma más compleja, sello de una escritora adelantada a su época: prerromántica, prefroidiana, prefeminista, pionera en la defensa del lesbianismo, sus novelas concebidas desde un conocimiento penetrante y crudo de las pasiones y el desengaño fueron muy celebradas por el público de aquel Siglo de Oro; alabadas por Lope de Vega, prohibidas por la Inquisición, plagiadas en Francia y luego olvidadas.
Doña Emilia Pardo Bazán trató de recuperar su memoria incluyéndola en la Biblioteca de la Mujer que dirigía y financiaba sabiendo bien lo que hacía; no en vano ella misma escribió una novela rebelde de erotismo y calor llamada, muy apropiadamente, 'Insolación'.
Al igual que la condesa, reivindico en este verano literario olas de calor como las de María de Zayas y Sotomayor, de esas que duran intactas cuatro siglos.
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