Así te quieren

Y, sobra decirlo, la naricita pegada a la pantalla, cual perro perdiguero que ventease un rastro. Pero no olfateas: miras. ¡Escudriñas! Atraído por la luz azul como un escarabajo por el candil, dejando que las emanaciones de la propaganda irradien los quiasmas ópticos. Porque, al fin y al cabo, todo entra por los ojos. Así te quieren... Rumiando consignas y repitiendo argumentario, bien mancornadito en rebaño. Y nada hay para pastorear la recua como meterle miedo. Siempre hay un estado de excepción, una crisis, un shock. Los juntacadáveres y los señores de la guerra se relamen con deleite de carroñero. ¡A las trincheras, pero contigo delante! No dejes que te halaguen. Quieren alistarte en su hueste, enrolarte en su leva, sumarte a su bandería...

Estás asediado. Cavan zanjas a tu alrededor, te sitian con empalizadas, te cercan con parapetos y te apuntan con sus cañones. ¡Tenemos que defender nuestros valores! Cuando estos rigen, poco importan los intereses. ¿Diplomacia, pragmatismo? ¡Muramos y caigamos entre las armas por la tolerancia, la empatía y la resiliencia!

La mejor forma de reducirte es acoquinarte, amilanarte, arrodillarte, los pelos y la espalda como escarpias. Así te quieren: doblado y doblegado, prosternado ante ídolos con pies de barro, entonando a pleno pulmón el tédeum de los 'European Values' y haciendo oídos sordos al genocidio. ¡Valores!

¿Eres bípedo o cuadrúmano? Antes o después habrás de elegir entre erguirte o seguir ramoneando a veinte uñas, entre que te dominen o dominarte. ¿Quieres virtud? Mantén la verticalidad. De lo contrario, no te enfades si te pasan por la chepa el décimo de lotería.