Johny Pitts, viajar al revés, las diásporas postimperiales

En España, según refirió a su familia, había unos pocos negros, nada que ver con las multitudes del otro lado del Atlántico. Lo peculiar: hablaban «como españoles». Alguien le explicó que procedían de la Guinea española

ENSAYO

'Afropean. Notas sobre la Europa negra'

• Autor Johny Pitts
• Editorial Capitán Swing
• Año 2022
• Páginas 440 páginas
• Precio 23 euros

Esos españoles lo eran todavía entonces por nacimiento y, a diferencia de las Américas, donde las gentes de color, en su razonamiento, «no hablaban como peninsulares», poseían el bellísimo acento ecuatoguineano, asimilable «al español de España». El descubrimiento de una hibridación cultural entre Europa y África como la aquí referida no constituye un fenómeno nuevo, mas el desarrollo reciente en Estados Unidos de políticas de la identidad fundamentadas en la «afroamericanidad», le aporta un «imperativo de la circunstancia».

La coyuntura mediática, judicial y política la impone. A veces con un cinismo apenas encubierto, mediante estrategias de corrección política, supercherías genealógicas o indigenismos camuflados. Nada de esto en Europa es nuevo. África ha estado aquí siempre, y viceversa. No es lo mismo, pongamos por caso, Barcelona que Alabama o Sheffield, de donde procede Johny Pitts, pero la invisibilidad africana es imposible.

El proyecto cultural e intelectual que desgrana Pitts en este viaje razonable y razonado por las africanías europeas, a ratos reportaje, a ratos ensayo, pretende explorar, con un sentido europeizante y humanista, las Áfricas europeas. La pregunta de partida tiene sentido solo si se añade una cronología. Como todos los seres humanos venimos de migraciones procedentes de África, el autor se refiere en realidad al siglo XX y a las diásporas postimperiales.

Lo mejor de este volumen, curioso y valiente, se halla al principio y al final: «Volviéndome para mirar de frente al tumultuoso viaje por el continente en el que había nacido y crecido, Europa, me dispuse a regresar al lugar del que provenía» (el Reino Unido pre-Brexit). El itinerario autoimpuesto por el «afropeísmo» le exigió «cinco fríos meses de ruta». 

En el transcurso, recorrió «el París negro» y los suburbios; Bruselas; Amsterdam y Berlín. Allí le declaró un informante: «No he tenido demasiados problemas a causa de mi color de piel». Se trasladó luego a Estocolmo; Moscú; Marsella y Lisboa. Las islas que encuentra conforman tejidos «afropeanos». A la capital portuguesa llega tras pasar por Madrid, donde francamente no se entera de nada. La multitud de hispanoamericanos de color, que en otras latitudes llamarían «afrodescendientes», viven ajenos a guerras culturales inventadas por el excepcionalismo de los resentidos y sus compadritos bolivarianos y peronistas. Que representan, no lo olvidemos, formas de ficción populista.