La Malinche y AMLO (y Kafka)

¿No fue ella el cerebro, o al menos el alma de esa política de confrontación con la Madre Patria en la historia —por hechos de hace ya quinientos años— olvidando la responsabilidad contemporánea frente a los agravios y la desigualdad del presente y de los últimos doscientos años? ¿Y ahora se reivindica sin culpa como nieta de españoles para lograr la nacionalidad? ¿Ahora jurará lealtad al Rey y a la Constitución? Malintzin era una joven nahua y su traición (o su mestizaje, según dirá Gutiérrez Müller ahora) fue uno de los episodios que definieron la sociedad moderna, para bien y para mal.

Yo me quedo con la imagen de la esposa de AMLO entrando secretamente en las oficinas consulares españolas, como un personaje de Kafka frente a un proceso del que sólo podemos ver un fragmento sin sentido. Para ella, como para K., hay «tres posibilidades: la absolución verdadera, la absolución aparente y la prórroga indefinida». ¡El procedimiento! Llevamos tanto así, y aún no comprendemos de qué se nos acusa a nosotros.