PALABRAS contadas
La infamia, estamos de acuerdo
La cultura no tiene siglas ni dueño. Es un ámbito en el que ponernos a salvo de toda la iniquidad de las banderías
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Hemos vuelto de vacaciones como nos fuimos: con la sensación de que no nos dejan parar ni un momento, los unos ni los otros. La guerrilla de declaraciones y reproches de una campaña interminable ha inundado hasta el deporte, como esas mareas asfixiantes de Venecia ... . Y la misma Agua Alta lleva tiempo empapando la cultura. Y todo esto es grave, porque la cultura es, seguramente, el último material que resistía la miopía y la estupidez del sectarismo en el que estamos embarcados.
Un lugar donde divertirse y refugiarse, un teatro, un libro, una serie... compartiendo algunos valores que no tienen siglas, ni dueño. Pues nada. La existencia de un ámbito en el que ponernos a salvo de toda la iniquidad de las banderías era un bien precioso, en eso estamos de acuerdo. Pero lo estropean. De nuevo, la censura. Los nuevos y torpes ediles de Toledo (PP-Vox) se cargaron la obra ‘La infamia’, de Lydia Cacho, una mujer muy valiente y una periodista que merece un enorme respeto, por su trabajo y por cómo ha soportado las amenazas, el secuestro, la tortura.
Un texto y una función impresionantes, programados primero en las Naves del Teatro Español del Ayuntamiento de Madrid. De Madrid a Toledo a alguien se le apagó la lucidez de saber que la cultura y los valores cívicos son de todos, se comparten, son un río común. La infamia es, en realidad confundirlos con el Leteo, ese mítico río donde siempre se ve el infierno al otro lado. En eso, al menos, también estamos de acuerdo.
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