Bibiloni y Campins: la escisión con la que todos ganan

Espacio inquieto, La Bibi nació en plena postpandemia en Mallorca pero sin el objetivo de contar con un espacio físico, sino de buscar para sus artistas el mejor destino posible para exponerlos. Y así fue como se vistió de largo con Aljoscha en el Palacio de Santoña de Madrid, o expuso a la pintora Marria Pratts en Brooklyn. Sin embargo, con el tiempo, asumió la necesidad de tener un domicilio postal fijo para no volver locos a coleccionistas y seguidores, y buscó nido la isla de donde eran originarios sus promotores.

Hoy, un año después de esa portada, el proyecto de Marc Bibiloni y Miquel Campins firma un nuevo capítulo de su biografía con la separación, cada uno por su lado, de sus artífices. Campins se fusiona con Fran Reus, y da pie, también desde Baleares, a la dupla La Bibi+Reus, una galería con dos sedes y programaciones independientes. A este lugar de lugares, que ya vimos trabajando mano sobre mano en la feria Urvanity, volveremos pronto.

Marc Bibiloni, por su parte, procede a abrir hoy mismo su propia firma, la que lleva su nombre, en Madrid, en una antigua nave industrial en el barrio de Delicias (Divino Vallés, 12). Hasta allí se llevará a parte de la nómina de creadores con la que ya le vimos trabajar: Ela Fidalgo, a la que también expuso en un local similar en la capital, Anna Nero, Manu García, o Michael Staniak, con el que hace las presentaciones en el nuevo espacio ('Between Here and Now', hasta el 12 de abril).

Felicidades, pues, a los dos ex socios. Posiblemente pocas veces una ruptura nos salga tan rentable a los que nos gusta el arte y los riesgos en la disciplina. Y de eso Bibiloni y Campins saben mucho.