Hay que echar más liquidito

—Pues qué raro.

—Pues no sé qué decir.

La primera persona normal levanta la vista al cielo, haciendo visera con la mano.

—Ni una nube.

—¿Cómo?

—Ni una nube.

—Eso es que no va a llover.

—Tú sabes mucho del tiempo, ¿no?

—Lo normal.

—Pues dices tú, pero la lluvia es muy buena para el campo. Y para los pantanos.

—Es que los pantanos están en el campo.

—Pues por eso te lo digo. Hace falta que llueva más. Para las cosechas, por ejemplo. Y para la agricultura. Y para los cereales.

—Y para las plantas.

—Y para las plantas de comer. Yo lo sé porque tengo un huerto. Hay que regar, si no, no crece nada.

—Sabes bastante de campo, ¿no?

—Lo suficiente. Aunque nunca llueve a gusto de todos, como digo yo.

—Y yo.

Las dos personas normales avanzan un puesto en la cola. Cada vez que alguien entra en la farmacia, suena la campanilla de la puerta.

—Pues yo venía a por tests. ¿Y tú?

—A por tiritas. ¿A por tests de qué?

—De lo de la covid.

—¿Lo dices en femenino?

—Dice el pequeño que es así.

—La mía lo mismo, pero creía que era por lo del feminismo.

—Igual es por eso, ¿no?

—Pues no te extrañe.

—Me ha dicho el pequeño que los pida con lo de la gripe.

—¿Y eso cómo es?

—Ahora te dicen lo que tú quieras. Te dicen si tienes covid o catarro, me parece.

—¿Y si es catarro?

—Pues entonces puedes contagiar a gusto, no pasa nada. Y lo mismo si es gripe.

—¿Te dicen también si es gripe?

—Lo que más. O te dicen si te lo estás inventando.

—Serán más caros.

—Creo que no. Creo que cuestan lo mismo. Como les han puesto tope…

—Ah, ya. Por eso les echarán tan poco liquidito.

—Pues seguro.

—Será para que les salgan las cuentas.

—Será.

—Hay que echar más liquidito. Yo a veces me hago lo de la nariz y luego echo el liquidito, y es que no hay liquidito casi, sólo burbujas. Y lo remueves todo bien, como si fuera el café, y nada, todo burbujas. Y a veces te quedas esperando un rato y nada, que no moja.

—No cala.

—No cala. Es como que no empapa.

—Como que no hace esponja.

—Exacto. Como que no hace esponja. Y nada, a hacerte otro test.

—A gastar. Por lo del liquidito.

—Y se te queda la nariz, de tanto hurgarla, que parece la de Pinocho.

—La mía igual.

—Pues por eso te lo digo…

La cola sigue progresando, paso a paso, pausa a pausa. Campanilla a campanilla. Las dos personas normales avanzan en sincronía con la cola, como si fuera un baile.

—Pues dices tú Pinocho. ¿Has visto la película?

—Toma, claro. En mi niñez. Me gustaba a mí mucho el saltamontes.

—No, si digo la de ahora.

—¿Han hecho una ahora?

—Han hecho dos. Pero una es de madera madera.

—¿De madera madera? ¿Seguro?

—Por lo visto sí. Yo no la he visto. Era por si la habías visto tú.

—Pues no. Pero si es de madera madera…

—Eso parece. Parece que da mucho miedo.

—Es que Pinocho da miedo. Y el Gato con Botas.

—¿El Gato con Botas da miedo?

—Imagínate. Un gato con florete. Con lo que son los gatos.

—No son de fiar, los gatos.

—Pues no. Y Blancanieves da miedo.

—¿Blancanieves da miedo también?

—Blancanieves no, pero la bruja.

—Ah, ya.

—Y la Cenicienta, ahí, con las hermanas, cortándose los pies y los dedos.

—¿Se cortaban los dedos las hermanas? No me acuerdo.

—Yo creo que sí. Y la Bella Durmiente, ahí, tan dormidita. Tan indefensa. Que ya sabes tú los hombres.

—Pero los que no sean príncipes, ¿no?

—Fíate tú y no corras. Y Bambi también da miedo.

—Pero cómo va a dar miedo Bambi, con lo que hablaba el conejo.

—Ya, pero luego hay un incendio, acuérdate. Por culpa de la sequía, creo.

La segunda persona normal ve adecuado mirar al cielo.

—Pues no se ve una nube.

—Pues por eso te decía. Siempre es mejor que haya agua. Piensa en la Sirenita, si no.

—También daba miedo, ¿eh? Acuérdate de la mala.

—Menuda era la mala, sí. Ahí, con tentáculos y todo. Pero sin el pimentón.

—Es que el pimentón da sed.

—Por eso tiene que llover, que nos quejamos de todo, de que llueve y de que no llueve. Hace falta que llueva. Hace falta que haya agua, a ver si así ponen más liquidito en los tests.

—Pues a ver si te hacen caso.

—Pues a ver…

—Pues Dios te oiga.

—Pues sí.