Más que palabras
Librería Santos Ochoa, marcado carácter familiar
Generación tras generación, sigue apostando por lo local en el vínculo que establece entre la impresión y la venta de libros
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Fernando Ochoa, último descendiente de una empresa familiar que sabe lo que es amar los libros
Hay quienes dicen que se cierran librerías, y hay quienes responden que también se abren. Sin prisa, pero sin pausa. Lo mismo que hay quienes han aprendido a exportar una fórmula de relacionarse con los libros que inventaron sus abuelos hace más de un siglo, ... y que ahora presumen de tener presencia en media España. Desde Coruña hasta Cartagena, pasando por Salamanca, Madrid o Barcelona. Es el caso de Santos Ochoa, libreros e impresores de Logroño, algunas de cuyas librerías se han convertido en pequeños emblemas culturales en la ciudad o en el barrio donde se instalaron hace diez o veinte años.
Fernando Ochoa (Logroño, 1962) pertenece a la tercera generación de aquellos pioneros que, con el nombre del fundador, Santos Ochoa, en el frontispicio, abrieron en 1915 la primera versión del negocio familiar. Imprenta y librería que heredaban, y una actividad que ya se desarrollaba en ese lugar por lo menos 40 años antes, desde mediados del XIX. El abuelo murió pronto, poco después de la fundación, y la encargada de sacar adelante la marca, a la vez que a sus cinco hijos, fue su abuela. El actual ‘alma mater’ del negocio, que comparte dirección con su mujer, tres hijos y dos sobrinas, incorporando la cuarta generación a la compañía, es asimismo el último de una familia de cinco hijos, continuador de la obra de sus padres y hermanos mayores en la empresa.
Fernando fue un niño que vivió, más que entre algodones, ‘entre papeles’. La imprenta estaba debajo de su casa, y su juego favorito era el de saltar de pila en pila sobre las resmas. También colaboraba ayudando a fundir el plomo para las linotipias, aunque a él no le daban el preceptivo vaso de leche que se ofrecía cada día a los linotipistas para mitigar la toxicidad del polvo plomífero.
Su primer deslumbramiento literario fue ‘Cien años de soledad’, aunque su verdadera pasión fue el ensayo
Empleó lo justo para estudiar un año en EE.UU. y, después, informática en Madrid, siempre en busca de la mejora del negocio familiar. Y disfrutó desde el principio de la mítica presencia de autores en la imprenta, para comprobar cómo se daba luz a sus libros. ¿Cómo es posible, dice, que de la cabeza de una persona en apariencia normal salga algo tan complejo y maravilloso como lo que después podemos leer en un libro? Lector joven con Los Cinco o Julio Verne, su primer deslumbramiento literario fue ‘Cien años de soledad’, aunque desde el principio su verdadera pasión fue el ensayo: los libros de ciencia, meditación, filosofía, psicología… ‘La historia del cuerpo humano’, de Daniel E. Lieberman, o ‘Sapiens: breve historia de la humanidad’ de Harari. O, sin salir de casa, ‘El haiku de las palabras perdidas’, de su paisano Andrés Pascual.
Como editorial, vinculada a la imprenta, Santos Ochoa continúa publicando una quincena de libros al año, fundamentalmente de ámbito local, con un catálogo que pasa ya de las mil referencias. Pero la expansión del negocio, que a Fernando le ha tocado vivir plenamente, no ha venido de la imprenta, sino de la librería. La primera filial que la marca abrió fuera de Logroño fue en Soria, por afinidad y cercanía, en el año 2001. Durante un tiempo, algunas funcionaron con la fórmula de la franquicia (Torrevieja, Barcelona, Huesca…), pero al final optaron por mantener la marca de la casa.
En la actualidad, Santos Ochoa cuenta con cuatro librerías en Logroño, tres en Salamanca, tres en Huesca, dos en Coruña y una en Soria, Ferrol, Benidorm, Tudela, Torrevieja, Cartagena, Orihuela, Barcelona y Alcañiz. En abril de 2024 abrieron en Alicante, y en septiembre, en Madrid. Total: 23. Un auténtico fenómeno. Para escalar, dice Fernando, hay que hacer números y organizarse muy bien. Pero lo único que no se puede perder de vista son los valores. En principio, poco podrían tener que ver un lector de Orihuela y otro de Ferrol… pero lo importante es que compartan lo esencial: el disfrute que proporciona la relación estrecha con el librero.
Librerías, todas ellas, vinculadas también a la papelería. Porque para Fernando la rueda y el libro (no sé si por este orden) son los grandes inventos de la Historia. Y porque alrededor del papel se ha desplegado y se sigue desplegando todo un repertorio de goces y sentimientos difíciles de explicar.
Eso que coloquialmente podríamos llamar ‘buen rollo’, y que quizás lo ilustra mejor la conversación de dos chicas jóvenes, cuenta, que al paso por una de sus librerías de Logroño se detienen junto a la puerta abierta porque una de ellas dice: «Para un momento, ¡que tengo que oler libros!» En 2025, Santos Ochoa celebrará sus 110 años de andadura estrenando una nueva librería. Esta vez en Pamplona. Con el mismo espíritu de los pioneros. Y con el mismo amor por el papel y por los libros. La aventura continúa…