Veinte mil leguas de viaje submarino en el Centro Botín

De igual modo, es la primera vez que el Centro Botín ‘saca’ una exposición a la calle , que sus salas se ‘expanden’ por los aledaños del Centro, por debajo del edificio, en el muelle, con una obra que se titula ‘Osedax’, y que, en palabras de la comisaria del proyecto y directora de la colección, Bárbara Rodríguez Muñoz , consiste en un «seguimiento del viaje de un cormorán de papel que atraviesa un barco naufragado y desciende con una energía eléctrica. Durante su trayecto descubrimos seres asexuados, como medusas, cuyos rostros se desvanecen y tornan en seres acuáticos, y una ballena cuyo cadáver cae a los fondos avisales».

Impresiona tanto esta obra fílmica y sus evidentes implicaciones medioambientales que casi se me olvida el nombre de sus artífices, de los creadores que protagonizan esta nueva cita del Centro Botín, que ocupará toda la programación veraniega. Por un lado está la artista nacida en Rhode Island (Estados Unidos), en 1965, Ellen Gallagher , cuya obra apenas conocemos por estos lares, pese a que forma parte de relevantes colecciones museísticas, como el MoMA neoyorquino o la Tate londinense . De hecho, esta es su primera exposición en España. Por otro lado, el holandés Edgar Cleijne (Eindhoven, 1963). De la colaboración de ambos nace este proyecto exterior y otras dos de las instalaciones que recorren el montaje interior, en las salas, de la exposición.

Ellen Gallagher destaca por su s piezas ‘pseudopictóricas’ , en las que se mezclan no solo sus mensajes de raza, del colonialismo o el tráfico de esclavos y otros conflictos de género, sino que además navegan por distintas disciplinas creativas y diferentes lenguajes que la aproximan a un carácter muy experimental, simbólico: del pop a imágenes muy identitarias. Lo que de ella se expone reúne dos décadas de trabajo que se complementa con el proyecto audiovisual, fílmico, que elabora en colaboración con Edgar Clejne.

A la ya citada ‘Osedax’, en el muelle, debemos añadir ‘Highway Gothic’ , que se centra en la autopista (Interstate 10) que recorre el delta del río Misssissippi y rodea Nueva Orleans. Sobran las palabras para explicar lo que aborda esta pieza inmersiva compuesta por proyecciones de 16mm y cianotipos impresos en tela. El otro conjunto, titulado ‘Better Dimension’ , combina paneles de madera que han sido serigrafiados con textos y gráficos tomados de periódicos y folletos del ilusionista norteamericano Blak Herman y del músico de jazz Sun Ra. En medio de todo este conglomerado, sobrevuela una cabeza de JFK. Todo muy psicodélico (y efectivo) o, como apunta la comisaria, «un corpus de obra que genera opacidad, pero también destellos».

No se le puede restar compejidad a este exposición, quizá la más ambiciosa en este sentido de cuantas ha montado el Centro Botín. He aquí buena parte de sus virtudes y alguno de sus defectos. Esa ambición teórica, conceptual y artística se remata con un libro, coeditado con Mousse Publishing , en el que escriben el autor británico Philip Hoare y la bióloga marina Helen Scales , entre otros. Veinte mil leguas de viaje submarino muy contemporáneas.