‘Umbrales’ para enamorados del espacio

Nos damos cuenta de que este libro surgió, precisamente, durante el período del confinamiento y el estado de alarma, ese año extraño que todos hemos pasado apartados de todo y también de nosotros mismos, y en el que el umbral de nuestra casa ha adquirido valores que probablemente antes no sospechábamos que tuviera.

Un año de confinamiento en la comunidad, en la ciudad, en el barrio, en la propia vivienda, incluso en una habitación de la vivienda, es un año lleno de umbrales y de la nostalgia que los umbrales significan: la posibilidad de salir de donde uno está, la posibilidad de entrar en otro lugar . Entrar, desde luego, «ser admitido», como en el paraíso de Borges y de Frost, en un movimiento de fuera a dentro, pero también, como en el fascinante ejemplo del dolmen de Menga, de dentro a fuera, ya que la entrada de la extraordinaria construcción prehistórica fue puesta para alinear la mirada, desde el interior, con la visión de una montaña en cuya ladera parece verse un rostro de piedra.

Este es un libro de historia del arte y también de viajes, ya que el autor ha visitado todos los lugares de los que habla (menos uno), pero es sobre todo un libro de maravillas y de sorpresas. Escrito con elegancia gatuna, abriendo sin cesar incógnitas y sugerencias y pasando de una a otra sin llegar a agotar ninguna, el autor acumula historias y digresiones a menudo deliciosas y sorprendentes.

El umbral de la casa es también el umbral del templo, el acceso al conocimiento, la entrada al misterio y a lo sagrado. «Las imágenes son como la energía», escribe Martínez, «no se crean ni se destruyen, sino que se transforman». Este estudio del umbral, un elemento básico y universal de la vida, nos recuerda (es lo que hacen las humanidades) la unicidad de la experiencia humana y también el carácter misterioso y nouménico que tienen para nosotros los objetos, el territorio y el espacio. Siempre he sido un enamorado del espacio más que del tiempo, porque amo las mansiones, los jardines, los pasadizos, los laberintos, los puentes colgantes, el urbanismo, las ciudades imaginarias, y he sido, por esa razón, feliz leyendo estos ‘Umbrales’. Enamorados del espacio, leed este libro.