Series de televisión con islas para perderse feliz

Es una de nuestras islas más pequeñas y despobladas, pero los hermanos Pepe y Jorge Coira se las han ingeniado para que tenga sentido mantener allí a la jueza Montes . Habría sido un crimen, otro más, renunciar al personaje y a Candela Peña . Esperemos que ahora piensen algo para no dejarnos sin fiesta el año que viene en Movistar+. De momento, la segunda temporada se estrena el día 19.

Como es natural, no cabe el efecto sorpresa, al menos en lo que respecta a los protagonistas y al lugar maravilloso donde transcurre todo. La historia es más redonda y la estructura gana en complejidad sin perder el equilibrio , más bien al contrario. Ahora la trama no decae como ocurría un poco en la primera temporada, una vez resuelta la intriga principal. Lo que era imposible mejorar se repite: el ritmo como mecido por el mar y la tensión que llega en olas escoltadas por momentos de calma. Todo ello fotografiado de forma magnífica e interpretado con una riqueza de matices y registros abrumadora.

El personaje de Darío Grandinetti tampoco se da por amortizado, con todo el juego que da, y se agradecen varias incorporaciones de categoría. Algunas son internacionales, como la de Matías Varela ( Narcos ), y otras autóctonas, como Iris Díaz , Ciro Miró y Aroha Hafez . Incluso se traen de Galicia al siempre espléndido Antonio Durán «Morris» , al que le suelen bastar cuatro planos para dar sabor al mejor plato. Falta espacio para citar a todos los que lo merecen, incluidas las dos niñas.

Sí es imprescindible recordar a los magníficos villanos fichados para teñir de negro la historia. Parecía imposible no acusar la pérdida de Antonia San Juan , pero Enrique Alcides y Celia Castro mantienen el listón altísimo. Los que siguen, que son muchos, también mejoran, más asentados en sus personajes, escritos con un plus de agradecimiento por los servicios prestados.

La adaptación de las memorias de Gerald Durrell rezuma magia. Ambientada en Corfú , la historia transmite una alegría contagiosa, pese a que los hermanos del famoso naturalista y él mismo pueden resultar insoportables. Ni siquiera la madre viuda, Keeley Hawes , omnipresente en la mejor ficción británica reciente , es un dechado de virtudes. Esos hijos egoístas y vagos y esa progenitora inconsciente nos trasladan a su Mediterráneo y logran que amemos sus imperfecciones, que podemos disfrutar en Filmin y en Movistar+.

En realidad, los personajes más sanos y bondadosos son otros -los que interpretan los griegos Alexis Georgoulis y Yorgos Karamiho -, pero como en las viejas películas de Capra, el compendio de defectos se acumula en una feliz montaña de sentimientos. La celebración de la vida encuentra el perfecto acompañamiento en la música deliciosa y en la luz que inunda el objetivo de la cámara. Josh O’Connor (el Príncipe Carlos en The Crown ), demuestra su versatilidad en el papel de Lawrence Durrell .

Ana de las Tejas Verdes ( Amybeth McNulty borda el papel) es una niña de más de un siglo de edad, personaje literario adaptado con brillantez en Netflix. La plataforma no quiso ir más allá de la tercera temporada y la creadora, Moira Walley-Beckett , busca ahora una película-epílogo. En todo caso, no es mal final el que ofrece esta historia para casi todos los públicos, que transcurre en la Isla del Príncipe Eduardo, en Canadá.