¡Que vienen los rusos!... ¡Y Rafael! ¡Y ArtBasel! ¡Y Hopper!

Ellas mismas se portaron como buenas vecinas e inauguraron el mismo día. Y concluirán también el mismo día (el 16 de septiembre). El último Rafael es una muestra especial por muchos motivos . El primero, porque mucho se hablado de este genio del Renacimiento pero pocos se han ocupado de situarlo en el panteón de los artistas ilustres en el que se merece estar, quizás porque se da por supuesto. Por otro lado, también son muchas las exposiciones que se le han dedicado, pero muy pocas, por no decir ninguna, se han centrado en este periodo capital de su producción , en el que el éxito empuja su desarrollo como artista y el de su taller, en el que sobresalen Francesco Penni y Giulio Romano , también abordados en la muestra. Asimismo, Rafael es más conocido por sus trabajos al fresco (Roma alberga verdaderos tesoros al respecto), lo que convierte en una experiencia única esta aproximación a su producción sobre lienzo. Una cita inexcusable ...

Y muy cerquita, al otro lado del Paseo del Prado, nos espera Hopper . Quizás se pueda pensar que el salto temporal es un abismo, pero en el fondo, nos topamos con otro pintor que se preocupó por el hombre y sus pasiones –divinas– y humanas , aunque estas se vivieran en silencio en los cuadros del norteamericano. La retrospectiva del Thyssen (el museo que alberga el mayor número de obras del artista fuera de Estados Unidos) y que luego recalará en París (en ella colabora el Grand Palais ) es la mayor antológica celebrada hasta la fecha en el Viejo Continiente de su protagonista. Y en su más de setenta piezas se hace un exhaustivo repaso a su trayectoria , desde sus años de formación junto a Robert Henri en la New York School of Art, hasta esa etapa de madurez, la más «cinematográfica» para la mirada del espectador actual. No hay razones para perdérsela .

Fuera de Madrid, ya en Barcelona, el arte ruso contemporáneo invade el Arts te Santa Mónica (Rambla de Santa Mónica, 7), y lo hace de manera literal, pues la colectiva En un desorden absoluto invade las tres plantas de su espacio. La exposición –comisariada por Andrei Erofeev , ex-conservador de la Galería Nacional Tretiakov de Moscú , y Jean-Hubert Martin , exdirector del Centro Georges Pompidou y de la Kunsthalle de Berna– reúne las obras de los artistas galardonados con el Premio Kandinski (una especie de Premio Velázquez eslavo), lo que da pie a una interesantísima colección en torno a lo que ha dado de sí la contemporaneidad en esa vasta nación desde que el galerdón fuera creado en 2007. Así, la muestra nos sitúa ante piezas emblemáticas de Oleg Kulik , el colectivo Blue Noses , Sergey Shutov, Alexander Sigutin, Igor Mukhin e Irina Mukhin, por nombrar solo a unos cuantos. Todas las disciplinas y todas las temáticas quedan reflejadas.

También la literatura . Como en la colectiva Contarlo todo sin saber cómo , en el CA2M en Móstoles (Avenida dela constitución, 23), donde su comisario, Marti Manen (que aprovechó la inauguración para presentar novela), convierte las obras de arte de los creadores reunidos en material literario, a los visitantes en lectores y a cualquier lector en un potencial visitante. Eija-Liisa Ahtila, Lilli Hartmann, Rosana Antolí, Keren Cytter ... Y así hasta diez artistas plásticos componen los diferentes capítulos de este libro abierto que se ocupa de analizar el proceso comunicativo y las técnicas que convierten el arte en un instrumento desde el que contar historias, reales o ficticias.

Y nos vamos de galerías (No sin abrir antes un paréntesis: el domingo cerrará sus puertas la 43 edición de la feria de arte de Basilea, Art Basel , la cita comercial por antonomasia dedicada a la creación contemporánea. Los que han pasado por allí nos han contado como Suiza es inmune a las crisis económicas que asuelan al resto del continente. Y que se siguen cotizando los mismos nombres de siempre y que sus cachés siguen en aumento. Ahora bien: no habrá curator de postín o coleccionista con posibles que no pase por allí, aunque sea para aburrirse con sus contenidos mientras rellena cheques llenos de ceros o visita importantes exposiciones como la de Jeff Koons en la Fundación Beyeler ).

Celebran nueva individual dos artistas que se ocupan, cada uno a su manera, del entorno más o menos doméstico: Íñigo Beristain en ASM28 (un espacio, ahora en Orellana,10, que, por cierto, pronto se convertirá en un negocio en la red ) y Eurico Lino do Vale en Oliva Arauna (C/ Barquillo, 29) . El primero busca las huellas de la memoria rastreando el entorno. El segundo, «levanta» fotográficamente el Palacio da Rosa, en Lisboa. Fernando Bayona , en la joven galería 6más1 (C/ Vicente Ferrer, 23) , actualiza en poderosas imágenes algunos de los pasajes del Purgatorio de La Divina Comedia . Su título: What never was . Desde la Ciudad Condal, Marti Anson nos lanza «una humilde propuesta», título arrebatado a Jonathan Swift , pero de vigente actualidad, tal y como vamos a acabar como consecuencia de la crisis, y que el sabe tamizar con su habitual mirada irónica (una cita en la que, además, posa su mirada sobre el mundo del toreo ). La cita es en la galería Toni Tàpies (Consell de Cent, 282).

Y por eso acabamos el recorrido en la galería Moisés Pérez Albéniz , en Pamplona, que cumple quince años. Mantenerse en los tiempos que corren merece nuestro reconocimiento . Una exposición colectiva repasa esta trayectoria escrita con los nombres, entre otros, de Pello Irazu , Miralda, Muntadas , Txus Popoyo o Bill Viola. Felicidades.