LA DOLCE VITA
El Jaritos de Petros Márkaris, un tipo genial
En ‘Ética para inversores’, el autor griego nos sumerge en un nuevo caso de su detective en medio de la corrupción y oscuras operaciones financieras
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Iniciar sesiónKostas Jaritos es comisario en Atenas. Cercano, pero nadie lo sabe bien, a la jubilación. Ha entregado su vida al servicio público. No es un lince, pero resuelve los casos que se presentan. No es un sabueso a la manera de los clásicos agentes de ... Scotland Yard, ni de la plebe surgida de Holmes. No es un cínico, al que parece que la vida le cansa, y es más listo que nadie, como Marlowe, ni un atormentado policía, separado de su mujer, ajeno al destino de sus hijos, alcohólico (o algo así), desaliñado, errático como suelen presentarse algunos nórdicos; ni siquiera es un seductor como su colega mediterráneo Montalbano; no tiene una visión de la gente y del mundo, tenebrosa, tampoco se le ve como un superhéroe de cartón; ni un listillo muy siglo XXI.
Nada, Jaritos es un tipo genial porque ante tanto monstruo singularísimo, es alguien condenadamente discreto, uno escribiría normal, si es que uno supiera, o fuera capaz de saber, lo que hoy es normal en una sociedad trastornada. Pero se le asemeja. Casado, felizmente, con Adrianí. Su hija ejerce como abogada de causas infinitas (inmigración). Sus colaboradores le quieren , que es una manera, la mejor, de mostrar respeto a su trabajo, y su gran amigo, antiguo comunista, Lambros Zisis, más allá de partidos y organizaciones, sigue la estela de ayudar a los marginados y convocar cuantas manifestaciones hagan falta para que se atienda tan justa demanda.
‘Ética para inversores’ es una denuncia más de hechos que se repiten no sólo en Grecia, tras la supuesta salida de la crisis económica.
Y ahí sigue, Jaritos. Cada novela, cada historia, cada trazo de Petros Márkaris y Jaritos es una instancia hacia la vida de verdad; hacia asuntos cotidianos -por mucho que siempre algún crimen, o dos, o tres, constituyan la trama y el suspense-, hacia una formas de vivir y de trabajar próximas, entrañables y miserables (siempre la miseria moral unida a los diversos poderes) y es lo que atrae, lo que deslumbra, lo que agradece el lector.
‘Ética para inversores ’ es una denuncia más de hechos que se repiten no sólo en Grecia, tras la supuesta salida de la crisis económica. Inversores oportunistas, desigualdad manifiesta, corrupción por las alturas, mediaciones sospechosas, oscuras operaciones inmobiliarias. Todo el catálogo. Sí, Jaritos es un tipo genial y cada entrega de Márkaris un viaje a una realidad que no necesita del espasmo para intrigar al lector y consigna, de manera ejemplar, los abusos crónicos de tantos poderes sobre la gente monda y lironda.
Dionisos
Seguro que si Jaritos llegara a Madrid, y añorara la excelente comida griega, iría al Barrio de las Letras, a la manzana en donde vivió Cervantes y en Dionisos, calle del León 17, comenzaría con una cerveza Mythos para continuar con el inevitable Tzatziki, la querida Taramosalata y así perderse en los sabores de platos como los Dolmades o los Souvlaski. Que es lo que uno piensa hacer para olvidar los manifiestos ecos de unos días llenos de ruido y de furia, y de nada.
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