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ABC Cultural

LA URRACA

Las historias que nos llevan a lugares odiosos

Es como si nuestra alma estuviera aquejada de una enfermedad de desilusión y de tristeza

«The Martian», de Ridley Scott
Andrés Ibáñez

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Las historias antiguas, dice Borges , eran todas felices: Ulises regresaba a Ítaca , los argonautas encontraban el vellocino. El modernismo inventó otra cosa: las anti-historias, historias en las que no pasaba nada. Pero lo de ahora es más extraño, y no ... deberíamos confundir las ahistorias que florecen por doquier con las anti-historias del modernismo, ni tampoco con las historias falsas o las historias autoconscientes del posmodernismo . Porque las ahistorias de hoy en día tienen, externamente, la apariencia de historias, y si no llegan a ser verdaderas historias no es (creo yo) por un propósito estético o por un deseo de transgresión o de juego sino por otra cosa. Es como si algo hubiera muerto en nuestro interior, como si nuestra alma estuviera aquejada de una enfermedad de desilusión y de tristeza.

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