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Éxodo juvenil durante la crisis

«La generación más golpeada es la de nuestros padres: su mayor inversión se ha quedado a medias»

Noemí López Trujillo y Estefanía S. Vasconcellos nos hablan de su libro «Volveremos», donde ocho jóvenes relatan sus experiencias fuera de España tras abandonarla por la crisis

Estefanía S. Vasconcellos (izquierda) y Noemí López Trujillo
Nieves Mira

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Han pasado ya casi nueve años del inicio de la crisis (que suele situarse en el año 2008). Desde entonces, miles de españoles han tenido que buscar fuera del país un sitio donde reconstruir su vida, basado en la consecución de un trabajo, generalmente, para el que están cualificados. Las cifras oficiales hablan de más de doscientos mil (jóvenes). Otras, de setecientos mil. Existe una generación de españoles ahora calificada como «perdida» que, al igual que hicieron muchos de sus abuelos, han comenzado desde cero lejos de su hogar de origen. Pero en este caso y a diferencia de lo que pasó a mediados del siglo pasado, la mayoría sí que tuvieron la oportunidad de estudiar (o no lo hicieron, pero fue su elección).

Las periodistas Noemí López Trujillo (Bilbao, 1988) y Estefanía S. Vasconcellos (Salamanca, 1988) han recopilado en «Volveremos» (Libros del K.O., 2016) los testimonios de algunos de «los que se fueron durante la crisis». Sus páginas funcionan a modo de diario de viaje colectivo sobre el que se van dibujando y construyendo sus historias, su presente mientras buscan un futuro. Entre sus testimonios, además, se intercalan los de sus familiares, los que se quedaron en España y sueñan con tener a sus hijos/nietos «un poco más cerca». Y, aunque sobrevuela en todo momento el desarraigo, todos ellos han conseguido establecerse . Ahora volver sería «dar marcha atrás».

Si algo llama la atención al hojear el libro, es que más que una crónica, parece una obra de teatro en la que cada protagonista (sin acotaciones) dice lo que tiene que decir en un párrafo. Entonces, el siguiente parece contestarle, aunque en realidad las entrevistas fueron a través de Skype e individuales.

¿Por qué utilizáis la primera persona?

Estefanía S. Vasconcellos : Si no apareces para nada y solo te limitas a seleccionar las historias, a ordenarlas y si las presentas de forma más desnuda, es más sincero. No estás metiendo tus interpretaciones ni diciéndole al lector qué es lo que tiene que pensar. Queremos que te sientes con la persona de ese libro y te lo cuente. Que nosotras no estemos ahí más allá de seleccionar hace que tú tengas lo original de la historia, que son ellos. Nosotras no tenemos nada que aportar.

¿Puede ser un poco difícil la lectura con tantos testimonios intercalados?

ESV : Al principio se hace un poco complicado porque te pierdes, necesitas el mapa del principio del libro. Pero, a medida que vas conociendo a la gente, vas generando una relación de confianza con ellos y te van contando cosas más íntimas.

Noemí López Trujillo : Todo el mundo nos ha dicho que el formato le tiraba muchísimo para atrás al abrirlo y luego, al leerlo, nos han dicho que era el mejor. Porque es verdad que si cuentas toda la historia del tirón, al final se convierte en algo convencional y que no aporta nada nuevo. Reportajes sobre gente que ha emigrado ya se han hecho. O hacías algo rompedor en el formato y las historias o no tenías nada nuevo que aportar al mundo del periodismo. Y la idea fue del editor, muy acertada porque es como reunirlos a todos en una sala y que vayan hablando entre ellos. El que se contesten sin saberlo es lo que más aporta, lo que pone de manifiesto las contradicciones, los puntos en común, las diferencias. Lo que estás haciendo es confrontarlos. Ahí es donde están los matices y donde la gente se puede identificar o mostrar en desacuerdo.

E.S.V .: Lleva más trabajo del que parece. transcribimos todas las entrevistas, imprimimos todo, marcamos con colores los capítulos. A medida que íbamos haciendo entrevistas hablábamos cada día de un tema. a veces se establecen conversaciones entre ellos, parece que se están respondiendo. la gente no se conoce, nunca han hablado e incluso entre las propias familias, no sabían qué nos había contado el hijo, por ejemplo. Intentamos establecer una cierta conversación que en realidad estaba ahí, en el cosmos y tú solo tenías que ponerlo en un orden. y a veces te dabas cuenta de que algunos se estaban respondiendo

El subtítulo del libro es «Memoria oral de los que se fueron por la crisis».

N.L.T. : Es una memoria oral, no es tal y como sucedió sino tal y como lo recuerdan. Seguramente sea muy similar a cómo ocurrió objetivamente. Nosotras no podemos aparecer porque en el momento en que hacemos nuestra alguna frase suya tendríamos que contrastar si eso ocurrió así. Realmente no es una manera de buscar la verdad absoluta de lo que ocurrió sino el recuerdo del sentimiento que les ha dejado el proceso de migración.

E.S.V. : Hay cosas que luego las magnificas o que intentas olvidar, para superarlas.

¿Es un libro pesimista u optimista?

N.L.T. : No es ninguna de las dos cosas.

E.S.V. : Es nuevo costumbrismo, es realista.

N.L.T. : Realista tampoco, porque no tiene afán sociológico, de contar toda la realidad. Es una parcela de la realidad. Es más un documental, un trocito de la historia.

E.S.V. : Si la gente va con una idea preestablecida, ya le estás diciendo lo que tiene que pensar. Es más en función de cada experiencia personal, que puede ser o no migratoria, decidir si se identifican o no. Todos los colores y matices no entran en una etiqueta.

N.L.T. : Es una tragicomedia. Esto no es el mundo de Haneke o el de Wes Anderson.

E.S.V. : Nos han dicho que es muy Berlanga.

Hay algún personaje que tiene un libro aparte, como Conchi.

N.L.T. : Yo diría más una serie de Antena 3.

E.S.V. : Lo relevante de Conchi es que viene con el pack de madres y padres. Ella es una madre que emigró, volvió y ahora su hijo vuelve a emigrar al mismo sitio. Tienes al padre de Peter que emigró en los 90 hasta España. Y tienes a Pili que es una madre que no ha tenido experiencia migratoria. Entonces cada uno te da una perspectiva distinta de lo que está viviendo su hijo.

¿Hay más dolor en los que se quedan que en los que se van?

«No son víctimas. Ellos cuando se comparan, se comparan para bien» Estefanía S. Vasconcellos

N.L.T. : Yo creo que a veces sí, sobre todo para los padres. Los que se van sufren más por saber que lo están pasando mal aquí, echándolos de menos. Los que están fuera, al fin y al cabo, a pesar de sus dramas y miserias, tienen su día a día, su rutina en la que se refugian. Quienes se van y no vuelven a los ocho meses o al año es porque la experiencia migratoria es satisfactoria y se han integrado en el país. Al menos en cuanto a expectativas laborales o incluso personales. Ellos están allí refugiados y son los padres los que son conscientes de que hay un hueco, de que sobran sillas en Navidad. Los que están allí no lo notan tanto. Pueden echar de menos a gente, pero no están todo el día siendo conscientes de que han dejado un hueco porque han ido a ocupar otro.

E.S.V. : Es como cuando te vas a Australia y tus padres están en casa preocupados. Pero tú, que estás haciendo el viaje, sabes lo que está pasando. En el día a día estás concentrado en eso, que puede ser llegar a Australia o conseguir un trabajo. Pero los que están en casa esperando no lo saben. Muchas veces cuando lo pasan mal por eso no se lo dicen, porque no les va a ayudar ni a ellos ni a los que están en la distancia.

N.L.T. : Si no hubiese ese bagaje familiar, ese cordón umbilical que nunca consigues cortar, mucha gente yo creo que ni se plantearía volver.

E.S.V. : También depende mucho de la personalidad de la gente. Si yo me voy, me da igual. Me voy tres años y me da igual, no necesito ir a casa. Pero a lo mejor alguien como Jorge echa de menos ir a casa, o es importante hacerlo en su cumpleaños. Yo no.

N.L.T. : A lo mejor piensas eso tú también porque nunca te has ido tres años a un país que está a seis mil kilómetros.

E.S.V. : No, pero he estado sin ir a mi casa igual ocho meses. Claro, claro, es un estado mental, vale.

Hay disparidad entre las cifras de españoles que se han ido porque no hay una que sea realmente representativa, ¿creéis que serviría de algo establecer un número?

N.L.T. : El número es importante porque hace tangible una realidad. Para bien o para mal da la medida de cuán importante puede ser un fenómeno. Igual se ha sobredimensionado o igual no. Lo que molesta es cuando se dice que son 225.000 y se sabe que se ha medido mal. No hay una voluntad de medirlo bien, y es importante. Si otros países hacen la medición correctamente, ¿por qué no lo va a hacer España? Medirlo es muy importante porque te pone un marco, te pone un contexto.

N.L.T. : La Constitución dice que España, cuando haya un fenómeno migratorio tiene que desarrollar políticas de retorno. Esto es incluso una cosa de patria, de decir ‘nuestra gente se está yendo y si se quiere quedar debería poder quedarse’. Tu país tiene que procurar que si te quieres quedar, tengas un trabajo en condiciones con un salario digno. Dudo que el Partido Popular no quiera que sus emigrados retornen, lo que pasa es que es un discurso que están obviando porque hay otro sector que se ha apropiado de él, que en este caso es el de la izquierda.

E.S.V. : Cuando se aprueba esto en la Constitución tienen en mente la ola migratoria de los años 60, cuando se han ido millón y medio de personas, la mayoría no cualificadas. Pero es que este artículo sigue teniendo validez. Si tú tienes otro momento de crisis económica y la gente tiene que salir, la Constitución dice que tienes que poner en marcha políticas de apoyo (no complicar el voto, el acceso a la sanidad si estás fuera…), porque la gente no está fuera por gusto.

N.L.T. : Establecer un número te da una dimensión de la realidad, te hace poner nombres y apellidos.

¿Está politizado el fenómeno y el término de la migración?

N.L.T. : Entiendo el sentido político de hablar de ‘exiliados económicos’ y el lenguaje es muy poderoso, por eso a mí no me gusta el discurso de ‘no nos vamos, nos echan, soy un exiliado económico’.

E.S.V. : Esto se lo tienes que poner a ella, yo no estoy de acuerdo con eso.

N.L.T. : Las palabras son como cajitas; dentro cabe una definición muy concreta y si te sales de ahí, es otra cosa. Una persona exiliada es aquella que se ha tenido que ir de su país porque no tenía más remedio, porque tenía que huir de una guerra, porque si se quedaba estaba en peligro de muerte. Creo que quien se ha ido son ‘emigrantes’ y ya a partir de ahí se les puede poner la coletilla de ‘exiliados’. Creo que se subestima la palabra ‘emigrado’, como que te pone a un nivel más bajo y tu reivindicación pierde poder. ¿Acaso los emigrantes que vienen de Latinoamérica no son forzados?

E.S.V. : Ellos son conscientes de que salen de un país del primer mundo y van a ir a un país que estará en el primer mundo también o por debajo. Pero ellos conocen el primer mundo.

¿Pero eligen un segundo o tercer mundo para irse?

E.S.V. : Si te vas a Uruguay… te vas a un país en vías de desarrollo.

Y allí le ofrecen ser funcionario.

E.S.V. : Tú sales del primer mundo y no puedes ir más arriba. Te puedes ir a Finlandia o Dinamarca, pero sigues estando en el primer mundo.

N.L.T. : Bueno, en algunos ámbitos, porque te vas a Dinamarca y los emigrantes tienen muchos problemas.

«Las palabras son como cajitas; dentro cabe una definición muy concreta y si te sales de ahí, es otra cosa» Noemí López Trujillo

E.S.V. : Ellos se van considerándose privilegiados porque no se han ido de una guerra. El Latinoamericano que venía lo hacía con ‘el sueño Europeo’. Vienen con la idea de que lo hacen a un lugar mejor. Los que se van de aquí son conscientes de que dentro de todas las dificultades que pueden tener en España, vienen del primer mundo. Tu dificultad es que no puedes pagar una hipoteca, no que te vayan a matar.

N.L.T. : ¿Entonces tú no crees que llamarte exiliado económico le da una gravedad mayor que la que pueda tener un senegalés al que llamamos emigrante?

E.S.V. : Claro, por supuesto. Nos lo decían el otro día: no son víctimas. Ellos cuando se comparan, se comparan para bien. Dentro de todo lo mal que lo puedo haber pasado, estoy mejor que la inmensa mayoría.

N.L.T. : Y por eso mismo a mí no me gusta ese término. Para emigrante ‘forzado’, alguien que viene de un país subdesarrollado en todo caso.

E.S.V. : Pero sabes que si te vas de España, tu madre siempre te va a abrir una puerta si quieres volver. No es como el que no puede volver a Senegal.

N.L.T. : Por eso yo no entiendo lo de ‘exiliado económico’. Pero esto es puramente el libro, incluso nosotras tenemos desacuerdos. Eso queda reflejado en el debate que se abre en el libro. De hecho, a la mayoría no les gusta el término ‘exiliado económico’.

¿Se ha apropiado la izquierda del fenómeno de la emigración?

E.S.V. : Creo que son los únicos a los que les interesa genuinamente hablar de ese fenómeno y poner soluciones porque el perfil del que se iba, por formación y por experiencia vital, era gente crítica con las políticas del PP y del PSOE, gente que asistía a manifestaciones… Ese es su público.

N.L.T. : Pero Izquierda Unida no tiene ese discurso. Así que más que la izquierda, yo diría que es Podemos, un partido en el que hay plataformas que vienen de Juventud sin futuro, que se ha apropiado de ese fenómeno desde el principio.

E.S.V. : No creo que sea apropiación. Creo que es un fenómeno del que solo ellos han hablado.

N.L.T. : La izquierda ha intentado redefinir lo que es la palabra patria, y, para ellos, patria es en el sentido literal de lo que es en la Constitución: preocuparte por tu gente, la que se ha tenido que ir y a la que no le has procurado un porvenir. Es en sentido de patria de preocuparte, de cuidar de tu gente como tribu y no de bandera o de himno. En esa redefinición del concepto es cuando entra este fenómeno y empiezan a centrarse en él.

E.S.V. : No es apropiación.

Pero Jorge dice en un momento determinado que no conoce a ningún emigrante que haya votado al Partido Popular.

E.S.V. : Cuando el ministro habla de irse por amplitud de miras, habla de gente como Trillo o de gente como Wert . Son expatriados, voluntariamente y con un buen sueldo. Que viven en un planeta distinto. Esos no son emigrantes. ¿Por qué se bloquea el voto en el exterior? Porque Podemos arrasa. Entonces hay un perfil muy concreto, aunque no quiere decir que todo el que se ha ido sea anti-PP, pero el perfil del que se va es distinto.

N.L.T. : No es solo una percepción nuestra o de Jorge, es algo que se ha estudiado.

E.S.V. : Son el perfil ‘menos dispuesto a soportar el descontento’. Los que tenían más necesidad no tenían dinero para salir. Y ahí es donde entra, por ejemplo, Cintia, que se tiene que quedar en España porque no le queda más remedio.

Hay una madre (Pili) que dice que siente que le ha fallado a su hija. ¿Es justo que sean los padres quienes asuman la culpa?

E.S.V .: Pilar resume muy bien el ideal generacional que le contaron a nuestros padres o abuelos: ‘Si tu hijo estudia y se esfuerza, conseguirá lo que quiera. Hay un sueño de progresión de ‘esto siempre va a ser mejor’, y de repente eso explota en el año 2008. Gente como Pilar ve cómo todo se hunde y se siente partícipe. Se da cuenta de que tenía que haberles pedido a sus hijos que disfrutaran más de la pequeñas cosas, porque luego se dio cuenta de que todo esto que le contaron fue una pequeña ficción.

[...]

E.S.V. : El otro día me preguntaba un amigo si la generación más golpeada emocionalmente no habría sido tanto la nuestra como la de nuestros padres. Porque nosotros tendremos que adaptarnos a nuestra nueva realidad, pero nuestros padres, de la clase media o trabajadora, invertían en sus hijos con el objetivo de que a ellos les fuese mejor, y ahora ven que la mayor inversión de su vida, que son sus hijos, se ha quedado a medias. Porque hay agentes externos que han fallado. Y sí, se sienten partícipes de esa traición, pero es lo que les habían enseñado a ellos.

¿Son realmente ellos la generación perdida?

E.S.V. : Es una metáfora. María dice por ahí que ella se salvó por irse, que quizá los perdidos son los que se quedaron. Son la generación perdida en cuanto a sueños. No se han perdido, pero hay mucha gente que sí que lo ha pasado muy mal y, si les ha ido muy mal en estos diez años, ya tienen condicionada el resto de su vida. Llevamos una década de crisis, hay gente con treinta años que no ha podido formar una familia… y aunque no te hayas perdido, porque no has desaparecido, hay una ruptura muy grande entre las expectativas que tenías en tu propia vida y lo que estás viviendo. Frustración, resentimiento… Creo que genera inestabilidades mentales y sociales.

E.S.V. : Nos preguntaban que si irse era un fracaso. Para toda esta gente no: si se fueron fue porque se veían abocadas al fracaso. Decidieron irse para no perderse. A mí me gusta que se llame ‘la generación perdida’, porque son de los sueños perdidos. Porque lo que han secuestrado son unas expectativas de futuro.

No da la sensación de que vayan a volver.

E.S.V. : Hay algunos que lo tienen claro, y ya lo que quieren tener para volver es el mismo nivel de vida. La idea es que, metafóricamente, se van caminando hacia atrás, mirando hacia España. Pero llega un momento en el que se tienen que girar y mirar al frente. Entonces ya, España se le queda a las espaldas.

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