Eryk Pall: «Me desespera que mis “selfies” tengan más “likes” que mis obras en redes»

Qué le interesa. Mi trabajo se basa en una investigación personal. Necesito (y mucho) entender las cosas, saber cómo nos relacionamos, pensamos y funcionamos, solos y en grupo. Considero la expresión visual como una especie de grafología; mi estado de ánimo, mis sensaciones o los cambios de hábitos me transforman como persona. También la manera de expresarme. Por lo tanto, trabajar desde ese lado es una manera de hacer evolucionar también la técnica.

De dónde viene. EHe expuesto mi trabajo en casi toda Málaga y alrededores (Mijas, Coín, Fuengirola, Jaén…). También en Bilbao, Madrid, Suiza, Italia yBélgica. Destacaría citas como Nadir , en 2016 (Gravura, Málaga), The texture of water , de 2017, y Back to School el pasado año (LCA, Málaga); The shorter way to cross the desert, también en 2019, en el Museo Provincial de Jaén ; The Attraction and Repulsion´s Law , en Gloart (Bélgica) o The Facts , en Ittigen, Suiza, en 2018.

Supo que se dedicaría al arte… Yo, desde niño, supe que quería pasar mi vida creando, pero sin pensar en una profesión concreta. Solo deseaba ser capaz de expresar todo lo que tenía en la cabeza. Por eso elegí formarme como lo hice. Después de trabajar en dibujos animados y videojuegos, sentí límites. Empecé a exponer porque nació una necesidad de creación ilimitada sin frenos, de libertad absoluta, diría.

¿Qué es lo más extraño que ha tenido que hacer en el arte para «sobrevivir»? Algunos encargos sin sentido –o conocimiento estético– de personas que me piden una imagen horrible y que sabes, dentro de ti, que vas a contribuir a hacer que el mundo sea peor que antes de que existiera esa imagen. Para sobrevivir, prefiero tirar de trabajos alimenticios no relacionados con el arte para que mi manera de verlo se quede pura.

Su yo «virtual». No tengo cuenta personal, solo profesional. Lo que más utilizo es instagram, me parece práctico. Las redes necesitan un feed constante y me cuesta. Utilizo mucho el digital: cámaras, photoshop, illustrator programas de 3D… Me reconcilié con el selfie en la expo de Ai WeiWei en Le Bon Marché. Me di cuenta de que ayuda a ponerle cara a mis trabajos pero me desespera ver que tengan mas «likes» que mis obras.

Dónde está cuando no hace arte. ¡Estoy empezando a tatuar! Ya he tocado algunas pieles, pero aún como aprendiz. Doy clases de dibujo de manera puntual e individual. Antes de la cuarentena era yo el que recibía clases de fotografía, que espero retomar.

Le gustará si conoce a... Hago una lista de mis referentes: Magritte, Dalí, Escher, Caillebotte, Christo y Jeanne-Claude, Mucha, Schiele, Leyendecker, Edward Hopper… Y aquí os dejo un popurrí inacabado de nombres: David Umemoto, Han Hsu Tung, Cristina Savage, Troy Coulterman , Yin-Chen Chiang, Jaime Pitarch, Sainer Etam, Sparth, Joan Roukes, Juanjo Fuentes, Raphael Lacoste, ARYZ, BomK, Sebastian Navas, Jorge Hernandez, Jeremy Geddes y Marie-Claude Marquis.

Qué se trae ahora entre manos. Mi trabajo se está enfocando en ampliar la espacialidad de los dibujos, apartándome un poco del realismo, desarrollando más la narrativa, e investigando el color. Tras el covid, el mundo cultural a sufrido la falta de apoyos por no considerarse una profesión. Por eso, durante el mes de junio estaré en La Casa Amarilla trabajando en directo, que el público me vea dibujar, y así concienciar a la gente de la labor que realizamos los artistas y todas las horas de trabajo que esto conlleva, para distinguirlo de quien lo considera un hobbie.

Proyecto favorito hasta el momento. Tengo algunos. Como una serie a lápiz sobre cubos de cemento blanco en forma de mosaico. También destaco un proyecto que puse en marcha en 2017. Una obra «evolutiva», realizada por partes. De momento mide más de 6 metros x 60 centímetros, toda ella realizada con minas de 0.5 milímetros. Estoy orgulloso porque es la más grande que tengo hecha con herramientas tan pequeñas. Y mi serie Nadir , que son mis primeros grabados, algunos de ellos premiados.

¿Por qué tenemos que confiar en él? No trato de convencer a nadie de que hago arte. Mi propósito es que mi discurso sea lo más comprensible posible, utilizando códigos visuales de la historia del arte como también de la ilustración, el cine o el cómic. No creo que la pintura clásica, por ejemplo, deba desaparecer porque ya se ha hecho. Me gusta más la idea de adaptación y mutación de los códigos. Si además, puedo concienciar o hacer reflexionar a la gente sobre ellos mismos, lo que les rodea o cómo funciona el mundo, mejor.

¿Dónde se ve de aquí a un año? Quiero que sea creando, porque no tengo ganas de parar. Mi arte no puede depender de mi éxito. Me gusta mucho el concepto de factoría de Warhol. Contar con un equipo para poder hacer más cosas, como un espacio cultural con residencias donde también ayudar a otros que luchan por el arte. Me parece más fácil poder crear una sinergia con varios personas.

¿A quién cedería el testigo de esta entrevista? A Cristina Savage .

Defínase en un trazo.