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LIBROS

«La carroña»: simplemente, la vida se acaba

Poeta, ensayista y novelista, Enrique Andrés Ruiz afronta en este libro lo inmortal de la muerte y en qué acaba la vida. Las eternas preguntas y la eterna sin respuesta

Detalle de «In Ictu Oculi» (1961), de Valdés Leal, en el Hospital de Caridad de Sevilla

JOSÉ MARÍA HERRERA

«La carroña» es un libro que quizá convenga leer con una imagen en la mano del Cristo yacente de Santa Clara de Palencia, al que consagró Unamuno un escalofriante poema («Este Cristo, inmortal como la muerte, //no resucita; ¿para qué?, no espera// ... sino la muerte misma»), o de las «postrimerías» de Valdés Leal en el Hospital de la Caridad de Sevilla, con su obispo reducido a polvo y la muerte esquelética alzándose triunfante sobre todas las cosas. No digo que sea indispensable, pero estoy seguro de que ayudaría al lector a coger el tono. Añado más, de no ser porque Miguel de Mañara, el venerable caballero que encargó a Valdés esas pinturas, goza presumiblemente de la gloria celestial, me atrevería a decir que el autor, Enrique Andrés Ruiz (Soria, 1961), es su reencarnación contemporánea. Ambos comparten un interés fuera de lo común por lo que sobreviene con la muerte : Mañara en la forma de piadosa atención al cadáver de indigentes y ajusticiados; Andrés, en la de reflexión sobre lo que se pierde. ¿Cabe algo más barroco?

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