ARTE
Razones del «me gusta» en Ai Weiwei
Artista romántico, comprometido, defensor de las utopías, multidisciplinar, activista y activo en la red, entre las cualidades del chino Ai Weiwei más admiradas por los especialistas que por él se decantan
j. Díaz-Guardiola
Rafael Doctor (comisario)
Realmente tengo más razones en contra de Damien Hirst que razones a favor de Ai Weiwei, por lo que mi particular balanza se decanta por este último. El inglés supone para mí la sublimacion de todo lo que más aborrezco del mundo ... contemporáneo, donde ética y moralidad desaparecen ante la omnipresencia de un mercado y una especulación atroz en la que parece basarse todo. Hirst nos escupe a todos a la cara al tiempo que ensancha sus bolsillos utilizando como herramienta un cinismo transparente con el que buena parte de la humanidad parece confesar. Cuanto más nos agrede mayor es su poder . Personalmente, lo detesto, pero al tiempo reconozco que es desgraciadamente el artista de mi época .
Weiwei , sin embargo, es uno de los últimos exponentes del artista romántico que aún es capaz de crear convencido de que sus obras pueden ser revulsivos en su mundo , e incluso se atreve a invocar el carácter utópico en su creación y a utilizar valores colectivos, sociales, y participativos, en ocasiones, expuestos libremente al destino o al azar. Siendo el artista oriental mas influyente en Occidente , es, sin embargo, despreciado en China por el arte oficial que ya domina el mercado global y, de una forma no entendible, es censurado e incluso condenado en una extraña persecución que lo único que ha logrado es acrecentar su fama y valor en Occidente. De nuevo, otra paradoja en un mundo complejo en el que los buenos y los malos intercambian roles de una manera abusiva.
Bartomeu Marí (MACBA)
Hemos oído hablar tanto de Ai Weiwei y hemos leído tanto sobre su condición social, política y humana, que casi huelga decir en qué consiste su trabajo . El fenómeno mediático en el que se ha convertido supera con creces la recepción de su obra. Aun así, me parece uno de los artistas chinos más interesantes de su era . La era en la que el arte chino entró a formar parte del arte contemporáneo del «panorama global». En 2002 visité China por primera vez, como comisario de la Bienal de Taipei . No visité el estudio de Weiwei: no estaba en la selección de los artistas que «prometían» . Acudí a Taipei el pasado septiembre para la elección del comisario de la próxima edición de la bienal, y el Museo de Bellas Artes estaba preparando una gran exposición de Ai Weiwei, sin Ai Weiwei … A quien se le impedía viajar.
Ai Weiwei transmite dos elementos aparentemente contradictorios pero muy relacionados, como si fuera la superación de una esquizofrenia generalizada . Por una parte, domina las técnicas de ejecución material, la profunda e intensa teatralidad de las relaciones entre espacio, signo, proporción y material; un dominio de lo monumental que haría palidecer a Richard Serra y, lo más desconcertante, una ausencia total de estilo y continuidad «sígnica» bien elaborada. Es el dadá del siglo XXI pasado por la capacidad productiva china y la comprensión de los mecanismos de la comunicación de masas. Por otra parte, Weiwei es un agitador social y político , capaz de jugarse la vida por ideas muy básicas sobre la dignidad humana, pero no respetadas por el Gobierno de su país, un país llamado a regir el mundo dentro de poco.
J. A. Álvarez Reyes (CAAC)
Las contradicciones entre economía y poder, tradición y contemporaneidad, individuo y colectividad, producción artística y cultura como espectáculo están muy presentes tanto en la trayectoria de Ai Weiwei como en su desbordada recepción reciente, sobre todo a partir de su participación en la pasada Documenta de Kassel , su instalación en la Tate Modern y su detención por el Gobierno chino , que disparó una campaña mundial de apoyo que le ha convirtido en figura mediática. Dos exposiciones bien distintas entre sí recorren actualmente Europa, presentando una trayectoria artística singular. Organizadas respectivamente por el Magasin 3 de Estocolmo y el Fotomuseum de Winterthur, ambas tienen en común ser viajeras : la primera llegará al CAAC en septiembre y la segunda está ahora en cartel en el Jeu de Paume.
Hasta ahí las similitudes, puesto que la primera profundiza en los aspectos más políticos de su producción, mientras la segunda se centra en lo mediático, en los trabajos fotográficos junto a incursiones en el vídeo. Ambos proyectos fueron estudiados y valorados por la institución andaluza para la que trabajo, pero en el primero no solo las contradicciones entre pasado y presente son más fuertes, sino que el acento político se corresponde con cierta rotundidad con las convulsiones características del presente. Si el muy acertado y cuidado montaje de Winterhur refleja la vocación por un medio concreto de su museo, la exposición sueca apunta tanto al carácter instalativo de buena parte de su producción, como al documento fruto de su actividad más performática. Diferentes caras de la misma moneda .
Agustín Pérez Rubio (MUSAC)
La obra de Ai Weiwei tiene un gran interés para mí, puesto que es un artista que, a su posicionamiento crítico, a veces incluso corrosivo , frente a los diversos contextos en los que ha trabajado, en especial con su país natal, China, ha unido en el arte su profundo activismo en temas tan importantes como las terribles condiciones de vida que sufren muchos ciudadanos, la memoria cultural, o impostadas y totalitarias decisiones políticas que no dejan aire para la creatividad. Todo ello bajo un prisma que hace patente la relación entre acción, forma y contenido crítico .
Ai Weiwei es un artista que además hunde su práctica en la fotografía, la performanc e, los escarceos con la arquitectura y el uso de internet como medio de trabajo. Un creador global tanto en forma como en contenido, que no se achica frente a los poderes fácticos, ni las presiones sociales. Weiwei pone en evidencia las extrañas circunstancias de las relaciones entre una tradición cultural milenaria y los abruptos cambios acaecidos en un país que aún hoy cuenta con infinidad de regulaciones y que censura en diferentes ámbitos y prácticas, pero que, por el contrario, sufre de una cierta ceguera en lo que respecta a cuestiones que tienen que ver con la realidad social e individual de sus ciudadanos, tanto dentro como fuera del entramado global.
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