FOTOGRAFÍA
Aleix Plademunt: materia y representación
En inglés, ‘Matter’ significa ‘materia’ y ‘problema’. De su polisemia se sirve Aleix Plademunt en su entrada en la Sala Canal (Madrid)
Francisco Carpio
Según la ley de conservación de la materia, también llamada ley de conservación de la masa o –hay para todos los gustos– ley de Lomonósov-Lavoisier , la materia ni se crea ni se destruye, sino que puede transformarse en el espacio, o, igualmente, ... las entidades asociadas con ella pueden cambiar de forma. Perdonen esta pequeña y modesta veleidad de diletante sobre ‘legislación física o natural’, pero me ha parecido apropiada para iniciar mi crítica de esta exposición. Sin duda, pues, todo es materia.
Polvo de estrellas
Tanto si somos polvo de estrellas o simple y mágicamente proyectos destinados a convertirnos de nuevo en polvo, lo cierto es que la materia es el cuerpo físico de la vida. E incluso podríamos añadir que también el psíquico, si recordamos la genial reflexión de Shakespeare en el cuarto acto de ‘La Tempestad’, en boca de Prospero: «Somos la misma materia de la que están hechos los sueños».
La materia es igualmente –permítanme la licencia tautológica– la materia de la que está hecha esta muestra. ‘Matter’ es su título y su esencia. El uso del término en inglés amplia sus posibilidades semánticas, al referirse también a ‘problema’, ‘asunto’, ‘tema’ , y le confiere un carácter de algo importante, de algo que preocupa, o que al menos podría preocupar.
Se nos dice que «se trata de una obra magna y ambiciosa que, partiendo de una base científica, propone una pausa profunda para revisar, explorar y extraer nuevas conclusiones sobre nuestra especie, nuestras relaciones, nuestras acciones y nuestro entorno. Tal y como la sofisticada combinación de la materia ha dado lugar a las complejas estructuras actuales, ‘Matter’ crea una red de contenidos que, a través de sus minuciosas interacciones, genera un ciclo de reflexión crítica en el sujeto receptor».
No se honestamente si la cita llega a cumplir al cien por cien las completas y complejas expectativas que así se plantean. Pero sí puedo asegurar que, en cualquier caso, y en paralelo a otras posibles interpretaciones, este proyecto expositivo de -digámoslo ya- Aleix Plademunt (1980) es una propuesta inteligente y bien construida. Inteligente, porque recoge una amplia selección de fotos que ha ido realizando durante los últimos nueve años a lo largo de decenas de viajes por países tan distintos y distantes como Islandia, Francia, Suiza, Bélgica, Hungria, Eslovaquia, Holanda, Irán, Japón, México, EE.UU., Brasil, Perú, Argentina, Bolivia y España.
Es un autor cuya obra se concibe como resultado de un personal proceso introspectivo alimentado por la observación y la reflexión, y que se interesa fundamentalmente por la huella que en diferentes niveles de conciencia y de presencia deja el ser humano al relacionarse con su entorno y los sistemas sociales, culturales y conceptuales que se generan.
Pese a que su diversidad, dentro de ciertos parámetros comunes, hacía difícil encontrar un hilo conductor coherente y razonable, creo que al final ha conseguido cumplir con nota su objetivo. No era sencillo armonizar tantos registros iconográficos y a la vez tan diferentes. A eso yo le llamo ‘inteligencia curatorial’.
Y así precisamente aprovecho ahora para felicitar el trabajo de comisariado llevado a cabo por Antonio M. Xoubanova . Desde mi propia experiencia, llevo ya tiempo observando que con preocupante frecuencia esas labores son conducidas por supuestos especialistas que a la postre sirven lo mismo para un roto que para un descosido. En esta ocasión, se puede apreciar con claridad el conocimiento de la obra de Plademunt así como de las principales reglas sintácticas del plural, polisémico y proteico lenguaje de la fotografía. Enhorabuena también por su energético y original texto. Estoy cansado de tanto discurso huero e impostado. No todo el mundo sirve para todo.
Efecto hipnótico
Pero, entremos en… ‘Materia’. La exposición se estructura en torno a un bien articulado montaje que sabe dialogar con las dificultades propias de un espacio tan poderoso y omnipresente como este, que a buen seguro habría hecho las delicias de Piranesi. La planta baja presenta cuatro obras relacionadas con el concepto de origen, entre las que destacaría una impactante proyección de seis metros de altura, con una imagen, puro ‘White noise’ , sobre radiación de fondo cósmico, generada a partir del Big Bang, que provoca en el visitante un efecto casi hipnótico.
La siguiente planta alberga un conjunto de fotos de gran formato que muestran distintos aspectos de representación de la materia, según sus estados, buscando una interconexión entre todas ellas. Por su parte, la segunda y tercera planta ofrecen diversas posibilidades combinatorias a partir de los pliegos de ‘AntiMatter’, el catálogo de la exposición, lo que crea un curioso y sugerente juego conceptual y visual de espejos editados.
Finalmente, en la cúpula se proyecta la película ‘Un árbol es un árbol’, singular tautología dirigida por el propio Plademunt junto a Carlos Marques-Marcet , encapsulando una serie de reflexiones e ideas conectadas directamente con el espíritu del proyecto. En suma, una bien pensada, trabada y ejecutada propuesta expositiva.
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