arte
El MACBA de Barcelona explica desde su colección «los otros» años ochenta
La década de los ochenta del pasado siglo no tienen una única lectura. El MACBA la revisa ahora desde su colección. «La herencia inmaterial» es una reflexión conceptual de lo que dieron de sí aquellos años efervescentes y combativos
laura revuelta
He de confesar que la vuelta a los años ochenta, así, a bote pronto, más que curiosidad, produce pereza ; cuando no, un gradilocuente bostezo. Gradilocuente por lo que se puede abrir la boca ante el temor soporífero que se avecina si de ... glosar lo ochentero o el «ochentismo» se trata. Por eso citarme los ochenta como uno de los hilos argumentativos en una exposición no me despierta más que prevenciones. Entiendo que el citar esta década en muchos aspectos prodigiosa es una manera bastante efectiva de llamar la atención , pero me sitúa alerta, a la defensiva. Vaya esta suerte de tortazo argumentativo –entremos por la puerta de los temores para ir despojándonos de ellos– para poner doblemente en valor esta muestra que acaba de inaugurar el MACBA de Barcelona y que se centra en los ochenta, pero que no cae en el agujero negro y manido del «ochentismo». Va a ser que después de tanta fanfarria, en esta década y sus proximidades había lecturas y contralecturas de por medio , cultura y contracultura, pros y contras. Desde luego, no es que no lo intuyéramos e, incluso, supiéramos a ciencia cierta, pero parece que se nos olvidaba cada vez que cruzábamos el umbral de un tiempo que parece nunca olvidado.
Tríptico expositivo
Con la excusa de recolocar su colección ; incluso, de airear algunos de sus fondos más olvidados, el MACBA ha puesto en marcha el programa «Aquí comienza nuestra historia», que se organizará entre 2014 y hasta el año 2016, alrededor del periodo comprendido entre finales de los setenta y principios de los noventa. Desde el museo se habla de un tríptico expositivo, cuyo primer panel sería este que nos ocupa con el título de La herencia inmaterial. Ensayando desde la colección, bajo la batuta de Valentín Roma y la colaboración de Julián Rodríguez, Víctor Lenore y Antonia M. Perelló, y que se circunscribe al tiempo del que estamos hablando desde la primera línea, pero al que aborda desde perspectivas más intelectuales e intelectualizadas .
Podríamos recoger esta frase de Thomas Bernhard en uno de los vinilos repartidos por las salas para entender el porqué y el cómo de lo que aquí se contextualiza: «Vivo desde hace años en ese estado de maldición y escarnio de mí mismo , en el que, en definitiva, tengo que refugiarme siempre para salvarme. Solo me pregunto todo el tiempo: ¿Salvarme de qué? ¿Es realmente tan malo eso de lo que yo me quiero salvar continuamente? No, no es tan malo me decía, y continuaba enseguida otra vez con la observación de mí mismo y la maldición de mí mismo y el escarnio de mí mismo. Al fin y al cabo, no quiero otra cosa que prolongar el estado en que me encuentro, que me lleva directamente fuera del mundo » ( Hormigón , 1982).
Nada de lo expuesto (alrededor de cien piezas) se entendería sin el índice de lecturas que se aporta
Vaya esta suerte de principio o de final para cerrar el recorrido de esta exposición que se lee en torno a cinco capítulos. Digo bien «leer», porque nada de lo expuesto (alrededor de cien piezas) se entendería sin el índice de lecturas que se aporta, como el ya citado Bernhard. La primera sala lleva el encabezamiento de «Lo sagrado y lo popular» , y parte de una obra (My pathos doy ) del no siempre bien valorado y contextualizado Carlos Pazos . Su parodia escenográfica, que se ha convertido en una de las imágenes-marca de la exposición, se completa con trabajos de James Lee Byars, Rafael Agredano, Pepe Espaliú y Pedro G. Romero . Las lecturas descansan en nombres como María Zambrano, Bergamín, Gamoneda o Joan Brossa . Las argumentaciones ni leídas, ni vistas se salen del encuadre que definiera la ya citada Zambrano como Claros del bosque . Entremos en el segundo espacio ( «La calle, el mapa» ), con los libros de Vázquez Montalbán, Goytisolo y Panero , ante todo, y las obras de Kuitca, Miguel Trillo, Hernández Díez ... Ciudades en transición.
Exigencias del éxito
En «El cuerpo y el reverso» , Lo bello y lo siniestro de Eugenio Trías es carta de naturaleza y se reencarna en Helena Almeida, Hans-Peter Feldmann o Tony Oursler (en una pieza muy desconocida). Para «Políticas de ficción» se circula por Bergamín, García Calvo y Agamben para saltar al imaginario iconoclasta de Valcárcel Medina (con una de las mejores obras de la muestra), Mabel Palacín, Gary Hill, R. López Cuenca o Daniel G. Andújar . Echamos el cierre con «Lo autobiográfico y lo tautológico» , entre el texto de Bernhard , y los de Kundera, Cioran, Vila-Matas, Borges o Félix de Azúa , para hacer hablar, más si cabe, a los dibujos que Kippenberger realizó durante su estancia en Sevilla; o al Beuys que dejó constancia de estas palabras tan certeras como todo lo que aquí se transcribe con mucha luz y taquígrafos: «Cada uno posee un potencial creativo que queda oculto por la creatividad y las exigencias del éxito ».
El MACBA de Barcelona explica desde su colección «los otros» años ochenta
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