Comienza en Francia el juicio contra el electricista que se hizo con 271 Picassos

Creyendo que había transcurrido un tiempo considerable, los esposos Le Guennec, jubilados, se presentaron en 2010 en la sede de la Picasso Administration, que dirige Claude Picasso, hijo del artista, para certificar la autenticidad de las obras. Asombrado, Claude Picasso se apresuró a denunciarlos a la policía, estimando que habían sustraído o se habían apropiado indebidamente de una colección excepcional de Picassos, guardados en un garaje familiar.

Los Le Guennec han sido inculpados por el presunto delito de «receptación». Según el artículo 298 del Código Penal español, comete el delito de «receptación» quien, «con ánimo de lucro y con conocimiento de la comisión de un delito contra el patrimonio o el orden socioeconómico, en el que no haya intervenido ni como autor ni como cómplice, ayude a los responsables a aprovecharse de los efectos del mismo, o reciba, adquiera u oculte tales efectos». En Francia, el delito de receptación no prescribe y puede castigarse severamente.

Los herederos de Picasso esperan poder demostrar que hurtaron y/o abusaron de la confianza del artista durante poco menos de una década. Los 271 Picassos no están firmados, detalle que merma relativamente su valor, aunque varios especialistas los han tasado entre 60 y 100 millones de euros. El Tribunal de Grasse deberá dictar sentencia mañana.

En declaraciones a la emisora France Info, Maya, hija de Picasso y parte civil en el juicio al igual que Claude Picasso, aseguró que su padre nunca habría regalado un conjunto así a Le Guennec, pues siempre personalizaba absolutamente sus regalos, los elegía con cuidado y los dedicaba y firmaba.