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ABC Cultural

Una noche de vodka y euforia, José Stalin ordenó el asesinato de John Wayne

El director de cine Sergei Gerasimov le contó a Stalin que había un vaquero bocazas que enarbolaba la bandera del anticomunismo en Hollywood

Martín olmos

No se sabe en otros planetas, pero en éste se mata. Se mata por amor, por celos, por dinero, por negligencia, porque se tiene mal pronto, o poca paciencia, porque se entendió mal un chiste, porque brilla la luna llena o porque la vida de ... los otros, en algunos pagos, se tiene por barata. O porque ‘Mire usted, señor juez, estaba borracho’. Se mata por prisa y porque van como locos. Se mata el tiempo en una esquina y se mata la tarde viendo pasar a las gachisas en un velador, con un café con leche y un vasito de agua, por favor, hasta que el camarero se acerca y dice si ponemos otra. Lo dice con guasa; pero se mata al camarero por impertinente y por andar con guasas y de paso uno se ahorra la propina. Se mata al marido cuando es más guapo el butanero, a papá por lo de Edipo, al perro para acabar con la rabia y al vecino del pueblo de arriba porque mea en el río. Se puede matar a un cerdo a besos y matarle de aburrimiento y si se matase el hambre no se mataría tanto. Se vive con el sueño de matar al patrón lenta y dolorosamente, como se vive con el sueño de la lotería y el del tío de América, pero mientras uno se decide, regresa a casa con la lumbalgia de la reverencia y le hace la vida imposible a la familia, qué culpa tendrá ella.

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