¿Qué sustancias químicas se utilizan para fabricar cosméticos?

El uso del maquillaje en la Historia de la Humanidad se remonta a más de cinco mal años, en aquella época nuestros antepasados utilizaban diferentes tipos de ungüentos para maquillar el rostro, el cuerpo y el cabello.

Uno de los ejemplos más antiguos lo encontramos en Egipto, y es que allí, en las orillas del Nilo, tanto hombres como mujeres pintaban sus ojos de color azul, negro o verde oscuro utilizando Kohl. Se trataba de una mezcla de sulfuro de antimonio o malaquita reducida a polvo. Con ella no solo pretendían embellecer su rostro, sino que también se trataba de proteger la zona anatómica situada alrededor de los ojos del fuerte sol que azotaba la zona.

De todas formas, para asistir al nacimiento del término moderno «cosmético» tenemos que esperar hasta la época romana. Fue en los antiguos baños imperiales donde los hombres usaron el unctuarium, un ungüento que se aplicaba para el cuidado de la piel y del rostro. Este linimento era aplicado por unos esclavos conocidos como cosmetae, un término que procede del griego cosmetikos (arreglar) que daría origen a nuestro vocablo cosmético, aquello que embellece el cuerpo.

Desde entonces la cosmética no ha dejado de jugar un papel fundamental en la vida de las mujeres a lo largo de la historia, traspasando barreras culturales y temporales. Más allá de un simple mecanismo para realzar la belleza superficial se ha convertido en una expresión artística y un medio para fomentar la autoexpresión y la confianza.

Los componentes químicos de un cosmético pueden dividirse en cuatro grandes categorías: principios activos, excipientes, correctores y aditivos. Los principios activos son las sustancias que tienen un efecto específico y que determina la función del producto. Por ejemplo, para disminuir las líneas de expresión o para remover las manchas solares se emplean los ácidos alfa hidróxidos en diferentes formas (ácido láctico, málico, glicólico y tartárico).

Los excipientes, también conocidos como vehículos, son las sustancias que facilitan la aplicación de los principios aditivos, pudiendo ser hidrofílicos o lipofílicos. Los primeros son aquellos que tienen una gran afinidad por el agua, como, por ejemplo, el alcohol polivinílico o el polietilenglicol. Por su parte, los vehículos lipofílicos son los compuestos con afinidad por los lípidos y que, por tanto, se mezclan bien con las grasas.

La tercera categoría son los correctores, esto es, los ingredientes encargados de estabilizar la fórmula cosmética y mejorar las propiedades, el aspecto y la presentación final del cosmético. Los correctores se dividen, a su vez, en espesantes, correctores del pH, quelantes, solubilizantes y suavizantes.

Por último, pero no por ello menos importantes, están los aditivos, los compuestos que evitan el deterioro del cosmético y proporcionan las características comerciales relacionadas con el color y olor. Los más comunes son el naranja G, la tartracina, la floxina y el carmín.

En definitiva, la química de la cosmética es un universo complejo que desempeña un papel vital en la formulación de productos capaces de brindar beneficios estéticos, pero sin comprometer la salud de nuestra piel.