Avi Loeb se confunde por el paso de un camión y busca rastros extraterrestres en el lugar equivocado
Un nuevo estudio descubre que las vibraciones captadas en 2014 al mismo tiempo de la caída de un meteorito cerca de Papúa Nueva Guinea no se debieron a las ondas sonoras del impacto, sino a las causadas por un camión que circulaba en una carretera cercana. El meteorito, en realidad, cayó a más de 160 km de distancia de donde buscó el científico de Harvard
Avi Loeb, el astrofísico de Harvard que cree en los extraterrestres: «No estamos preparados para un contacto con alienígenas»

Continúa la polémica alrededor de las supuestas esférulas extraterrestres sacadas del fondo del Pacífico por Avi Loeb. Un nuevo estudio, en efecto, sostiene que el célebre científico de Harvard no sólo interpretó mal las señales, sino que buscó en el lugar equivocado.
En esta ... ocasión, han sido investigadores de la Universidad Johns Hopkins, en Maryland, los que han cuestionado a Loeb y sus atrevidas teorías. Como se recordará, el polémico astrofísico organizó, en verano de 2023, una expedición científica para buscar en las costas de Nueva Guinea los restos de un extraño meteorito metálico caído a la Tierra en 2014 y que Loeb interpreta como lo que quedó de una nave extraterrestre llegada de una estrella lejana.
Para localizar la zona de caída de los restos, Loeb utilizó una serie de vibraciones registradas en la zona justo al mismo tiempo del impacto y, según el científico, causadas por las ondas sonoras de la propia bola de fuego al atravesar la atmósfera.
Pero el nuevo estudio, que acaba de ser hecho público en la Conferencia de Ciencia Lunar y Planetaria que se celebra estos días en Houston, parece haber encontrado el verdadero origen de esas vibraciones: un camión que transitaba por una carretera cercana al sensor que detectó las ondas sonoras. El hallazgo arroja serias dudas de que los materiales extraídos por Loeb del fondo del océano fueran realmente parte de ese meteoro.
Era un camión
«La señal cambiaba de dirección con el tiempo - explica Benjamín Fernando, el sismólogo planetario de la Universidad Johns Hopkins que dirigió la investigación-, y coincide exactamente con una carretera que pasa por el sismómetro. Es realmente difícil captar una señal y confirmar que no proviene de algo. Pero lo que podemos hacer es mostrar que hay muchas señales como ésta y demostrar que tienen todas las características que esperaríamos de un camión y ninguna de las que esperaríamos de un meteoro».
Hace dos años, Loeb y su equipo relacionaron la entrada en la atmósfera y el posterior impacto, en enero de 2014, de un meteoro en el Pacífico occidental con las vibraciones del suelo registradas por una estación sísmica en la isla Manus de Papúa Nueva Guinea. Y creyendo haber localizado el punto de impacto, Loeb organizó en 2023 una expedición para recuperar los fragmentos de ese objeto donde se suponía que habían caído. Fragmentos que además, según sus análisis, identificó como de origen 'tecnológico extraterrestre'.
Pero según Fernando esas suposiciones se basan en datos mal interpretados por Avi Loeb y el meteoro, en realidad, entró en la atmósfera en otro lugar bien distinto. De hecho, el equipo de Fernando no consiguió evidencia alguna de ondas sísmicas causadas por él. «La ubicación de la bola de fuego - dijo el investigador- estaba en realidad muy lejos del lugar al que fue la expedición oceanográfica para recuperar los fragmentos del meteorito. No sólo utilizaron la señal equivocada, sino que estaban mirando en el lugar equivocado».

En su estudio, y utilizando datos de estaciones en Australia y Palau diseñadas para detectar ondas sonoras de pruebas nucleares, el equipo de Fernando identificó una ubicación más probable para el meteoro, a más de 160 km del área investigada por Loeb. Lo cual significa que los materiales recuperados del fondo del océano eran meteoritos diminutos y ordinarios, o partículas producidas por otros meteoritos que chocaron contra la superficie de la Tierra y se contaminaron con otros materiales de origen terrestre, tal y como ya han sugerido otros análisis de las esférulas de Loeb.
"Lo que sea que se encontró en el fondo del mar - concluye Fernando- no tiene ninguna relación con este meteoro, independientemente de si fue una roca espacial natural o un trozo de nave espacial alienígena, aunque sospechamos firmemente que ese no fue el caso».
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