Los astrónomos, preocupados por los agujeros en la ionosfera que provocan los cohetes de Elon Musk
No solo los lanzamientos, sino también las reentradas de los propulsores que vuelven a caer a la Tierra abren agujeros en la ionosfera que brillan en un intenso color rojo
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Los astrónomos han descubierto un nuevo tipo de aurora en el cielo. Es de un brillante color rojo y no está causada, como las auroras boreales o las australes, por los vientos solares que interactúan con la magnetosfera terrestre, sino por un fenómeno radicalmente distinto ... y muy humano: la caída de los propulsores de los cohetes de SpaceX, la empresa espacial de Elon Musk, que al atravesar la ionosfera abren en ella agujeros temporales de un intenso color sangre.
El creciente número de estos espectáculos luminosos en el cielo ha preocupado a los expertos. De hecho, y a pesar de que no son una amenaza para el medio ambiente o la vida en la Tierra, sí que podrían causar problemas en la astronomía y las comunicaciones.
Desde hace décadas, los investigadores saben que el lanzamiento de cohetes al espacio es capaz de hacer agujeros en la ionosfera superior, la parte de la atmósfera que está entre 80 y 644 km sobre la superficie de la Tierra. Al excitar las moléculas de gas ahí arriba, estos 'agujeros ionosféricos' pueden desencadenar vibrantes rayos de luz roja, similares a una aurora.
Un ejemplo reciente de este fenómeno sucedió, sin ir más lejos, el pasado julio, cuando un cohete Falcon 9 de Spacex que llevaba satélites de la constelación Starlink a su órbita abrió uno de esos agujeros rojos en los cielos de Arizona. Y en septiembre, otro cohete, esta vez de la Fuerza Espacial de Estados Unidos, abrió accidentalmente otro agujero en la ionosfera sobre California, creando un sobrecogedor resplandor rojizo.
Los cohetes que caen, también
Pero lo que ha encontrado ahora un equipo de astrónomos del Observatorio McDonald, en Texas, es algo totalmente distinto. Se trata de luces rojas similares, con la salvedad de que aparecen mucho tiempo después de que los Falcon 9 de SpaceX abandonen la atmósfera terrestre. Según informa Spaceweather, estas luces, que son más pequeñas y esféricas, distintas a las gruesas y alargadas que se producen en los lanzamientos, son el resultado de agujeros ionosféricos abiertos por los propulsores secundarios cuando caen a la Tierra, después de separarse de los cohetes.
Los astrónomos detectaron por primera vez estas luces en febrero, y ahora observan entre dos y cinco nuevas cada mes. Según explicó Stephen Hummel, astrónomo y coordinador del Observatorio McDonald, los orbes rojos son «muy brillantes fácilmente distinguibles a simple vista».
Así se producen las auroras de SpaceX
Tanto los cohetes que ascienden como los propul sores que vuelven a caer a la Tierra producen estos agujeros en la ionosfera al liberar combustible, lo que hace que los átomos de oxígeno ionizados se recombinen o se conviertan nuevamente en moléculas normales de oxígeno. Esta transformación excita las moléculas y hace que liberen luz roja. Básicamente, se trata de un agujero en el plasma circundante, o gas ionizado. Pero las moléculas recombinadas vuelven pronto a ionizarse de nuevo, lo que cierra los agujeros en muy poco tiempo, apenas entre 10 y 20 minutos.
En el caso de los propulsores de Spacex, cuando caen a la Tierra liberan combustible durante los varios encendidos breves que se llevan a cabo para lograr que caigan en el punto indicado al sur del Atlántico en lugar de estrellarse contra el suelo. Por eso, los agujeros resultantes normalmente se forman sobre el centro y el sur de EE. UU., alrededor de 90 minutos después de un lanzamiento y a una altitud de aproximadamente 300 km, según Spaceweather. Estos agujeros son más pequeños y circulares que los agujeros abiertos al lanzar cohetes, por lo que las luces resultantes son más esféricas y no permanecen tanto tiempo. A cambio, aparecen con mucha más frecuencia.
No son un peligro, pero...
Igual que sus 'parientes' más grandes y alargados, estos agujeros ionosféricos no representan un peligro para nosotros. «Sin embargo -añade Hummel- todavía se está evaluando su impacto en la ciencia astronómica. Se trata de un área de atención creciente entre los investigadores».
Además de arruinar más de una observación astronómica, esos agujeros brillantes en la ionosfera podrían también interrumpir las comunicaciones por radio e interferir con las señales GPS. «La densidad ionosférica -explica Jeffrey Baumgardner, físico de la Universidad de Boston- es diferente de una noche a otra, por lo que podemos aprender algo sobre la eficiencia de la química (de la ionosfera) observando muchos eventos».
Con todo, las manchas rojas no son los únicos espectáculos de luz creados por los cohetes de Elon Musk. Los propulsores, en efecto, también giran y arrojan el combustible sobrante al espacio antes de salir de órbita, lo que crea una nube de pequeños cristales de hielo que, en ocasiones, reflejan hacia la Tierra la luz del Sol, creando en el cielo brillantes espirales que ya se conocen como 'espirales SpaceX'.
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Solo este año, ha habido por lo menos dos: la primera fue en enero, y fue vista formándose sobre el Mauna Kea en Hawaii, y la segunda ocurrió en abril, y brilló en Alaska al mismo tiempo que una aurora boreal. Pero no serán las últimas. Según los expertos, el aumento previsto en el número de lanzamientos de SpaceX prácticamente garantiza que tanto el número de auroras como el de espirales seguirá aumentando en el futuro.
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