Virus Frankenstein: ¿Puede el coronavirus combinarse con la gripe y formar uno?
A través de la recombinación de fragmentos de material genético, el SARS-CoV-2 puede adquirir «pedazos» de otros virus y transformarse

Cada vez que un coronavirus SARS-CoV-2 se multiplica dentro de una célula humana, un complejo de proteínas actúa como una fotocopiadora, sacando copias y más copias del ARN , el material genético del virus. De vez en cuando, estas «fotocopiadoras» cometen errores ... y cambian ligeramente esta información: son las llamadas mutaciones. Estos cambios suelen ser inocuos, pero es posible que alguno permita que el virus sea más escurridizo frente a la inmunidad y las vacunas.
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Además, este coronavirus es un maestro en recombinar su ARN: es decir, en mezclar fragmentos, «páginas» enteras de su material genético, y cambiar su orden. Por eso, algunos científicos discuten si es posible que este invierno el SARS-CoV-2 se recombine y cambie notablemente. Investigadores como Samuel Díaz Muñoz, profesor de la Universidad de California en Davis, han sugerido incluso la posibilidad de que esta recombinación ocurra entre el SARS-CoV-2 y alguno de los otros cuatro coronavirus que causan catarros, o incluso con un virus muy distinto, el de la gripe, dando lugar a un auténtico engendro, una especie de «virus Frankenstein» .
Un virus dado a cambiar
«Los coronavirus son conocidos por estar entre los virus que más recombinan», ha explicado a ABC Iñaki Comas , científico titular del Instituto de Biomedicina de Valencia (IBV-CSIC) y experto en epidemiología genómica. «Se puede decir que muchos son quimeras, formados por trocitos de diferentes coronavirus». Además, son muy frecuentes entre animales salvajes y muy propensos a saltar entre hospedadores.

El SARS-CoV-2 no es una excepción. Se considera que es fruto de décadas de evolución, en las que se acumularon mutaciones y recombinaciones. Hasta su llegada al humano, los cambios en el SARS-CoV-2 ocurrieron cuando infectaba a murciélagos y quizás a otros animales, durante años, sin que nadie se percatase. Al menos así lo indica la existencia de «un primo lejano» del SARS-CoV-2, el virus RaTG13, hallado en murciélagos en la provincia de Yunan, China, y de otros virus similares encontrados en pangolines.
Hasta su llegada al humano, las mutaciones y recombinaciones del SARS-CoV-2 ocurrieron cuando infectaba a murciélagos y quizás a otros animales, durante años, sin que nadie se percatase
« Los coronavirus son famosos por ser muy dados a recombinar », ha comentado para este periódico Adolfo García-Sastre , director del Instituto de Salud Global y Patógenos Emergentes del Hospital Monte Sinaí, en Nueva York. «Pero la recombinación es más efectiva cuanto más cercanos sean las secuencias de los virus que recombinan», es decir, suele darse entre virus similares y es más rara entre virus más distantes. Por eso, la mayoría de las recombinaciones no genera ningún virus Frankenstein, según ha indicado Iñaki Comas.
Sin embargo, Nacho de Blas , epidemiólogo veterinario de la Universidad de Zaragoza, ha recordado que existen casos de recombinación entre los coronavirus estudiados desde hace más tiempo: los que infectan a animales.
«Se han descrito unas cuantas recombinaciones en coronavirus animales . Por ejemplo el coronavirus felino tipo II (FCoV-II) es el resultado de la recombinación del coronavirus felino tipo 1 (FCoV-I) y el coronavirus canino tipo II (CcoV-II)», ha puesto como ejemplo. Además, el coronavirus canino tipo IIa (CCoV-IIa) y el tipo IIb (CCoV-IIb) también han surgido por recombinación.
Recombinar con el virus de la gripe
Entonces, ¿es posible que el virus de la gripe y el coronavirus recombinen? «El virus de la gripe y el coronavirus se parecen com un higo a una castaña, o incluso menos», ha resaltado en este sentido José Antonio López Guerrero , director del Laboratorio de Neurovirología de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM).
«El virus de la gripe y el coronavirus se parecen com un higo a una castaña, o incluso menos»
«Ambos pertenecen a familias distintas y su ARN tiene distinta polaridad -mientras que el ARN del coronavirus le puede dar instrucciones a las células para fabricar virus, el ARN de la gripe ha de ser transformado antes-». Por todo eso, López Guerrero ha concluido: « No se me ocurre cómo pueden recombinar ». En opinión de Iñaki Comas la posibilidad de que esto ocurra es «prácticamente nula».

No obstante, se conoce que un gen de un coronavirus causante de catarros (HCoV-OC43) tiene un antecesor común compartido con el virus de la gripe C : «No es un virus antecesor común de ambos virus, sino que para ese gen en concreto es posible que lo heredaran hace mucho tiempo de un mismo virus», ha explicado Nacho de Blas.
Si es casi imposible que el virus de la gripe y el coronavirus recombinen, no ocurre lo mismo con los cuatro coronavirus que causan catarros en humanos desde hace décadas. «El SARS-CoV-2 podría recombinar con otros coronavirus, sobre todo en zonas del genoma muy conservadas y similares», ha comentado Comas. «Sin embargo, la mayor parte de las veces, este tipo de cambios no tiene mucho impacto ». Prácticamente, los virus recombinados siguen siendo el mismo virus.
«El SARS-CoV-2 podría recombinar con otros coronavirus, sobre todo en zonas del genoma muy conservadas y similares»
Cambios en invierno
Mutaciones y recombinaciones convierten a los virus en entidades altamente variables. Es así como el virus de la gripe, descendiente del que causó la mortífera pandemia de 1918, genera cada año epidemias estacionales que obligan a ajustar las vacunas. Pero la gripe tiene un as en la manga : genera más mutaciones que el SARS-CoV-2 y además su material genético está partido en ocho bloques que pueden intercambiarse entre virus, cuando varias cepas infectan a un mismo ave o cerdo.
Por otro lado, los coronavirus son relativamente estables : «Los coronavirus son muy complejos, con un sistema de replicacion muy especial, porque están entre los mayores virus de ARN y tienen una enzima que corrige los errores -algo así como una máquina que supervisa a la fotocopiadora de material genético-», ha comentado López Guerrero.
Debido a estas peculiaridades, en este momento, el SARS-CoV-2 solo sufre cerca de dos mutaciones al mes, mientras que la gripe sufre el doble y el VIH cuatro veces más.
Aparte de la relativa estabilidad de los coronavirus hay otro motivo para no preocuparse ahora por mutaciones y recombinaciones, en opinión de Iñaki Comas: «El virus ha infectado a un porcentaje muy pequeño de la población —todavía son susceptibles siete mil millones de humanos— y aún no se ha encontrado con anticuerpos, antivirales o vacunas que le obliguen a adaptarse y cambiar».
Las infecciones simultáneas de gripe y coronavirus «podrían ser sinérgicas y agravar la patología»
No obstante, los científicos trabajan en averiguar qué efecto tendrán las infecciones simultáneas de gripe y coronavirus: «Podrían ser sinérgicas y agravar la patología», ha comentado López Guerrero. Sin embargo, en el hemisferio sur las medidas anti-Covid-19 han frenado a la gripe y no se han observado grandes efectos negativos. La cuestión sigue abierta. En unos días, el Instituto de Salud Goblal de Barcelona publicará un informe sobre esta cuestión.
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