La NASA estudia cambiar el nombre del telescopio espacial James Webb por homofobia
Investiga las acusaciones de persecución de gays y lesbianas contra el burócrata al que honra el observatorio
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Iniciar sesiónEl Telescopio Espacial James Webb (JWST), cuyo lanzamiento está previsto para finales de este año, puede nacer con una mancha y no precisamente en su maravillosa óptica. La NASA ha abierto una investigación interna para decidir si debe cambiar de nombre al mayor observatorio espacial ... de todos los tiempos, considerado el sucesor del icónico Hubble y que ha costado más de 7.400 millones de euros. El motivo son varios informes que acusan a James Webb , el administrador de la agencia en los años 60 al que honra el observatorio, de estar involucrado en la persecución de gays y lesbianas durante su carrera en el Gobierno estadounidense. Para algunos astrónomos, el JWST podría exaltar los sentimientos homófobos y anti LGTB.
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El JWST no es un proyecto más. Considerado un prodigio tecnológico, será capaz de ver más lejos que ningún otro telescopio, hasta el punto de observar el aspecto que tenían las primeras galaxias. Además, podrá sondear mundos potencialmente habitables y explorar los misterios de la energía oscura. El exadministrador de la NASA Sean O'Keefe fue quien decidió bautizarlo como James Webb en 2002, cuando la equipación estaba en las primeras etapas de desarrollo. La decisión resultó una sorpresa, porque los telescopios de la NASA generalmente llevan el nombre de científicos. Webb, que murió en 1992, era un burócrata en el Departamento de Estado de los EE.UU. bajo el presidente Harry S. Truman. Desde 1961 hasta 1968, se convirtió en el segundo administrador de la NASA.
Susto de la lavanda
O'Keefe, que pretendía poner en valor la defensa de los programas científicos de la agencia por parte de Webb cuando toda la atención y el presupuesto iban para el Apolo, no tuvo en cuenta un oscuro episodio de su pasado. En mayo, cuatro distinguidos astrónomos lanzaron una petición para cambiar el nombre del telescopio por la supuesta participación de Webb en lo que se llamó el 'susto de la lavanda', una especie de caza de brujas gay por la que se identificaba y despedía a las personas homosexuales con cargos públicos por motivos delirantes. Gays y lesbianas eran considerados un peligro para el país, ya que por ocultar su orientación sexual a toda costa podrían revelar secretos del gobierno bajo chantaje. El absurdo hundía sus raíces en el Temor rojo, el fuerte anticomunismo en el que se sumía EE.UU. Supuestamente, Webb aprobó una serie de memorandos que discutían lo que se describió como «el problema de los homosexuales y los pervertidos sexuales» para un senador que lideraba la persecución.
«Sentimos que debíamos tomar una posición pública al nombrar una instalación tan importante en honor a alguien cuyos valores eran tan cuestionables», explican a la revista 'Nature' los astrónomos que lideran el rechazo al nombre de Webb: Chanda Prescod-Weinstein, de la Universidad de New Hampshire; Brian Nord, del Laboratorio Nacional Fermi; Sarah Tuttle, de la Universidad de Washington, y Lucianne Walkowicz del Planetario Adler de Chicago. «Es hora de que la NASA se ponga de pie y esté en el lado correcto de la Historia», afirman. Ya les respaldan 1.250 firmas, incluidos científicos a los que se les ha concedido tiempo de observación en el telescopio.
Sin embargo, no todos piensan lo mismo. Según recoge la misma publicación, David Johnson, un historiador de la Universidad del Sur de Florida experto en el 'susto de la lavanda', expone que no hay registro de que Webb liderara ninguna persecución homófoba.
Revisión de archivos
Para poder aclarar qué ocurrió en realidad, la NASA cuenta con un historiador externo que revisa los documentos de archivo sobre las políticas y acciones de Webb. Tras la investigación, se decidirá qué hacer con el nombre del telescopio. Será Bill Nelson, actual jefe de la agencia, quien tenga la última palabra.
Mientras el asunto se dilucida, hay quien ya ha hecho sus propuestas. Los cuatro astrónomos que lanzaron la petición sugirieron en marzo a la revista 'Scientific American' a Harriet Tubman , una mujer negra que luchó para acabar con la esclavitud en los Estados Unidos en el siglo XIX y usó las estrellas para guiar a los esclavos hacia la libertad. Sea como sea, estos científicos aciertan al decir que «el cielo nocturno es un patrimonio compartido que nos pertenece a todos». Los telescopios «deberían ser nombrados por amor a quienes vinieron antes que nosotros y abrieron el camino hacia la libertad, y por amor a quienes vendrán después», afirman.
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