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El módulo Beagle se separa con éxito de la Mars Express y se dirige a Marte

La operación, extremadamente delicada, ha sido un éxito. El Beagle 2 se encamina ahora hacia su destino final, Isidis Planitia, donde llegará el 25 de diciembre

MADRID. «Tanto la madre y el niño están bien». Con estas palabras y una gran sonrisa, David Southwood, el director científico de la Agencia Espacial Europea (ESA), anunciaba ayer el éxito de una de las fases más delicadas de la misión Mars Express, que el día de Navidad tiene previsto colocar en Marte el módulo Beagle 2 para buscar indicios de vida (pasada o presente) en el Planeta Rojo.

Durante la mañana de ayer, la Mars Express se desprendió «sin problemas» del módulo de aterrizaje, en una delicada operación que consistió en «soltar» el módulo con la orientación adecuada para su entrada en la atmósfera marciana y posterior aterrizaje, dentro de seis días, en Isidis Planitia.

Sin propulsión propia

Debido al hecho de que el módulo de aterrizaje Beagle 2 no dispone de un sistema de propulsión propio, los técnicos tuvieron que colocar la nave en la posición adecuada para su descenso antes de desacoplarla. Ese fue el motivo del ajuste de trayectoria que hubo que realizar a la Mars Express el pasado día 16. También esa maniobra fue muy delicada ya que, según la ESA, «si el ángulo de entrada es demasiado pronunciado, el módulo de aterrizaje podría sobrecalentarse y quemarse en la atmósfera; si el ángulo es demasiado superficial, el módulo de aterrizaje podría rebotar como un guijarro en la superficie de un lago y perder su objetivo». Una vez separado con éxito de su «nave nodriza», el Beagle 2 viaja ahora hacia la superficie de Marte, donde tiene previsto posarse a primera hora de la mañana del próximo 25 de diciembre.

«El buen trabajo en equipo de todo el mundo, de la ESA, de la industria y del equipo del Beagle 2, ha superado otro de los pasos críticos. «¡Atención Marte, ya llega Europa!», sentenció también un David Southwood lleno de optimismo.

Al mismo tiempo que el Beagle 2 aterrice en Marte, los ingenieros de la ESA encenderán el motor principal de la Mars Express durante treinta minutos, justo lo necesario para «insertar» la nave en la órbita del Planeta Rojo, a unos cuatrocientos kilómetros de la superficie. Desde allí, además de recoger y transmitir a la Tierra los datos obtenidos por el Beagle 2, el radar de la Mars Express buscará indicios de agua o hielo.

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