Una humilde planta demuestra cómo los humanos están dirigiendo la evolución

El Proyecto de Evolución Urbana Global (GLUE) analizó más de 110.000 muestras de trébol blanco recopiladas por 287 científicos en 160 ciudades en ciudades y áreas rurales cercanas de 26 países. Esta planta fue escogida porque es uno de los pocos organismos presentes en casi todas las ciudades de la Tierra, lo que supone una buena herramienta para comprender cómo los entornos urbanos influyen en la evolución.

Como explican los científicos, las ciudades tienden a tener condiciones ambientales más similares entre sí, aunque estén separadas por miles de kilómetros, que a los hábitats rurales cercanos. En ese sentido, el centro de Toronto es más comparable al centro de Tokio en muchos sentidos que a las tierras de cultivo y los bosques circundantes fuera de la ciudad. El trébol blanco puede parecer muy simple pero se ha dado cuenta de esas circunstancias.

Esta planta produce cianuro de hidrógeno como mecanismo de defensa contra los herbívoros y para aumentar su tolerancia al estrés hídrico. Lo que los investigadores de GLUE descubrieron es que los ejemplares que crecen en las ciudades producen menos de este ácido que los de las áreas rurales vecinas. Su forma de adaptarse a los cambios ambientales es diferente a la de sus contrapartes rurales.

Ese hallazgo es válido para ciudades en varios climas y, según los científicos, las implicaciones van mucho más allá de la humilde planta de trébol. «Este estudio es un modelo para comprender cómo los humanos cambian la evolución de la vida que nos rodea. Las ciudades son el lugar donde vive la gente, y esta es la evidencia más convincente que tenemos de que estamos alterando la evolución de la vida en ellas», dice Rob Ness, codirector del proyecto y profesor de biología en la Universidad de Toronto Mississauga (UTM).

«Hace tiempo que sabemos que hemos alterado drásticamente el medio ambiente y los ecosistemas con nuestras ciudades», dice James Santangelo, estudiante de doctorado en biología de la UTM y codirector del estudio. «Pero acabamos de mostrar que esto sucede, a menudo de manera similar, a escala global».

Los investigadores creen que sus resultados pueden ayudar a desarrollar estrategias para conservar mejor las especies en peligro y permitirles adaptarse a los entornos urbanos. También pueden ayudarles a comprender cómo evitar que lo hagan las plagas y enfermedades no deseadas.