Cerca del 95% de los materiales de los que se componen las colas de la mayoría de los cometas (comas) son agua y monóxido y dióxido de carbono. El 5% restante está formado por una gran variedad de otras moléculas, entre las que se incluyen compuestos orgánicos como los hidrocarburos. Sin embargo, nunca hasta ahora se había logrado identificar oxígeno molecular (O2) en un cometa, y ello a pesar de que ese elemento sí que ha sido ya encontrado en otros cuerpos helados del Sistema Solar, como por ejemplo en varias lunas de Júpiter y Saturno.
En su artículo de «Nature», un grupo de investigadores de la Universidad de Michigan anuncia el hallazgo de oxígeno molecular en la coma del cometa 67P Churyumov Gerasimenko , el mismo junto al que la sonda Rosetta sigue viajando tras lograr depositar con éxito, en noviembre de 2014, un módulo de aterrizaje sobre su superficie. La abundancia del oxígeno detectado, según detallan los investigadores, oscila entre el 1% y el 10% de los gases que componen la coma del cometa.
André Bieler y su equipo localizaron el oxígeno entre septiembre de 2014 y marzo de 2015 utilizando el espectrómetro de masas ROSINA-DFMS de la sonda Rosetta. Las observaciones, llevadas a cabo durante la órbita de la sonda alrededor del núcleo cometario y que, entre otras cosas, determinaron la proporción entre oxigeno y agua en la nube de gases que lo rodea, indican que ambos elementos, O2 y H2O, tuvieron un origen similar en el núcleo del 67P. Y eso sugiere a su vez que que el oxígeno se incorporó al núcleo del cometa durante su formación, es decir, que estaba ya presente en la nube molecular a partir de la cual se formó el Sistema Solar. Se trata, en definitiva, de «oxígeno primordial».
Se trata de un hallazgo inesperado , ya que ninguno de los modelos vigentes de formación del Sistema Solarhan sido capaces hasta ahora de predecir estas condiciones.
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