La luna dificultó ver las Perseidas
Las Lágrimas de San Lorenzo registraron anoche su máxima actividad, pero el brillo de la Superluna, aunque ya decreciente, perjudicó su visión
abc.es
Era el mejor momento para divisar la lluvia de estrellas del verano, las famosas Perseidas también conocidas popularmente como las Lágrimas de San Lorenzo , pero la luna, aún muy luminosa dos días después de pasar por la fase de luna llena, perjudicó su visión.
La luna era además un 30% más brillante por coincidir con su perigeo, el punto de su órbita más cercano a la Tierra. Dada la cercanía de esta ' Superluna ', sólo se pudieron observarse las estrellas fugaces más brillantes, según había advertido con antelación el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC).
Las 'lágrimas de San Lorenzo', llamadas así por su proximidad con la festividad del santo, se pueden ver cada verano cuando su radiante, localizable en la dirección nordeste, en la constelación de Perseo, sale sobre el horizonte. Se preveía que cuanto más avanzara la madrugada mejor se vieran los meteoros.
El Planetario de Madrid recomendaba contemplar la lluvia de estrellas fugaces a simple vista, sin prismáticos ni telescopio, debido a la rapidez con la que las Perseidas atraviesan el cielo, con una velocidad media de 59 kilómetros por segundo.
El rastro del cometa Swift-Tuttle
Cada lluvia de estrellas está asociada a un cometa. Las llamadas 'estrellas fugaces' de las Perseidas son en realidad pequeñas partículas de polvo de distintos tamaños, por lo general menores que granos de arena, que va dejando el cometa Swift-Tuttle a lo largo de su órbita.
Cuando un cometa se acerca a las regiones interiores del Sistema Solar, su núcleo, formado por hielo y rocas, se sublima debido a la acción de la radiación solar y genera las características colas de polvo y gas. La corriente de partículas resultante se dispersa por la órbita del cometa.
Cada año por estas fechas, la Tierra se encuentra con los restos de este cometa, que tiene un período de 133 años y que pasó cerca del Sol por última vez en 1992. Estas partículas de polvo, al contacto con la atmósfera terrestre, se desintegran a gran velocidad, creando los conocidos trazos luminosos que reciben el nombre científico de 'meteoros'.
La lluvia de meteoros que se produce suele tener su máxima actividad entre el 12 y el 13 de agosto, aunque el fenómeno es apreciable en menor intensidad desde la segunda mitad de julio hasta finales de agosto.
Radiante en Perseo
Si se sumasen todos los meteoros de una lluvia en una sola imagen, se tendría la impresión de que provienen de una misma zona del cielo, la cual recibe el nombre de radiante. Por ello, se nombra a estas lluvias en función de la constelación de la aparente procedencia: el nombre de Perseidas se debe a que su radiante se encuentra en la constelación de Perseo, Acuáridas en la de Acuario, y así con el resto de constelaciones.
Las distintas lluvias tienen distintas intensidades máximas, distintas velocidades de entrada en la atmósfera y distinto brillo de los meteoros. También tienen un máximo más o menos pronunciado y se distribuyen a lo largo de más o menos días en función de la dispersión de los restos, su tamaño y localización en la órbita terrestre, entre otros factores.
Existen más de treinta lluvias al año, aunque muchas son meramente anecdóticas. Destacan las Cuadrántidas (3 enero), las Perseidas (13 agosto) y las Gemínidas (14 de diciembre). De estas tres lluvias, las Perseidas son las únicas que ocurren en verano, cuando el tiempo es más agradable y se tiene más tiempo libre, de ahí que sean las más conocidas.
Las Cuadrántidas y las Gemínidas, seguramente más espectaculares, ocurren en pleno invierno. También depende de la suerte que se tenga ese año con la Luna. Lógicamente, la luna llena es la peor para ver meteoros. También hay que alejarse de núcleos de contaminación lumínica si se quieren tener más probabilidades de ver algo.
Las Alfa Capricórnidas y las Delta Acuáridas Sur, que se pudieron ver hace escasamente una semana, podrían cruzarse también con las Perseidas. En el caso de las dos lluvias citadas, éstas pueden observarse hasta el 15 y 23 de agosto, respectivamente, por lo que efectivamente pueden verse 'mezcladas' con las Perseidas. Para distinguir unas de otras, basta estimar la dirección de procedencia proyectada en el cielo y ver de qué constelación provienen.
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