Rosetta se dirige hacia un «pato de goma» espacial

«La distancia que separa a Rosetta del 67P está ya lejos de ser astronómica», dice el investigador Holger Sierks, del Instituto Max Planck para la Investigación del Sistema Solar (MPS) en Alemania, responsable de Osiris, la cámara a borde de la nave. «Es un viaje de menos de 12.000 kilómetros. Eso es comparable a viajar de Alemania a Hawái».

Tomar una instantánea de Mauna Kea, la montaña más alta de Hawái, desde Alemania, sería una hazaña imposible, pero la cámara de Rosetta obtiene imágenes cada vez más claras de su destino, que tiene un tamaño similar. Las imágenes obtenidas el 14 de julio muestran claramente que núcleo del cometa se compone de dos partes diferenciadas. Esto podría dificultar la planificación del aterrizaje de la sonda noviembre, ya que restringe las posibles zonas de aterrizaje.

«Es distinto de cualquier otro cometa que hayamos visto antes», dice el director del proyecto Osiris, Carsten Güttler, del MPS. «Las imágenes me recuerdan vagamente de un patito de goma con un cuerpo y una cabeza», añade con humor. Cómo 67P recibió esta forma de pato sigue estando poco clara. «En este momento sabemos muy poco acerca de 67P para permitir más que una conjetura», dice Sierks. En los próximos meses, los científicos esperan determinar varias de las propiedades físicas y mineralógicas del cometa. Estas pueden ayudar a decidir si el cuerpo y la cabeza del cometa eran antes dos cuerpos individuales. (Puedes ver un vídeo del cometa aquí).

Rosetta llegará a la órbita del 67P/Churyumov-Gerasimenko en agosto, tras más de diez años de viaje por el espacio interplanetario. Un tiempo después, en noviembre, se producirá la fase más arriesgada y emocionante de la misión. La sonda liberará un módulo, llamado Philae, que se depositará sobre la roca para estudiarla, una hazaña que, sin duda, quedará marcada en el calendario de la exploración planetaria. El principal objetivo de Rosetta es ayudar a entender el origen y la evolución del Sistema Solar. En particular, investigará el papel que pueden haber jugado los cometas a la hora de traer el agua a la Tierra, y quizás incluso la vida.