Los detalles marcan la diferencia

En esta ocasión los looks estaban inspirados en los años 60 y 70, con una sastrería repleta de pequeños detalles. Una colección bien trabajada . Habría que destacar la selección de tejidos, destacando los ecológicos, una mezcla de lino y lana, especial para invierno y de una imagen muy vistosa al ser en color crudo, sin olvidar el paño, la napa para trajes de chaqueta de pantalón, largo y corto, y falda; crepe para vestidos de siluetas cortas y vaporosas. Los colores son suaves como el malva y más fuertes como un melocotón flúor. Para la noche, negro y plata.

Los adornos, aparte de las joyería de su colaboración con Antonio Zúñiga con perlas naturales de agua dulce, muy elegantes, fueron los volantes los que centraron la mirada. Volantes que salían desde el canesú y daban mucho movimiento a las prendas. Y por supuesto, también estuvieron presentes sus pequeños bolsos de piel y sus botas, femeninas, pero también más roqueras que combinó con los vestidos vaporosos. Resultado: lleno hasta la bandera, puede que también esperando que apareciera Marta Ortega embarazadísima, pero no fue posible. No importan, nos quedamos viendo una buena colección del maestro.